domingo, 19 de diciembre de 2010

Calle Real / DOS SENTENCIAS



________    Dos sentencias

La semana ha traído una nueva sentencia sobre el tranvía. Van dos. Cuando Bahía Sur, los tribunales iban a echar el jarro de agua fría de lo hecho de aquella manera hasta que alguien mandó parar. Digo negociar. Fue Fernando Rodríguez. El que negoció.

Fue todo un proceso discreto y complejo en donde más de uno tuvo que tomar ingentes cantidades de tila. Pero lo importante era lo importante. Los bloqueos sobre las fincas de unos particulares se “desbloquearon” y comprobaron que había vida más allá de la soberbia y el disparate.

Ahora, con el tranvía (una forma de hablar, es un tren) están saltando chispas en donde se expropió con alegría. Alguien mira para otro lado o interpreta el cuento del líder invitado a subir a la carroza de la reina de Inglaterra. “No tenga cuidado, Majestad, no se preocupe”, dicen que dijo cuando llegaron a su nariz los gases intestinales… de uno de los caballos de la carroza real. La sorpresa de la reina es parecida a esta ciudad pero ¿quién es el caballo, quien el dirigente, quién la reina? Desde luego el Manuel Cruz que le dijo a este columnista que el problema de Ballester (José Luis) era que no se sabía “bien” la Ley del Suelo ya no tiene, que sepamos, el protagonismo que tuvo entonces. Pero de seguro que ya sabe cómo se solucionará el lío. ¿Poniendo más dinero sobre la mesa? No, lo siguiente. Como cuando entonces, que todavía no sabemos cuánto costó a los vecinos de esta ciudad los despachos de abogados, los acuerdos y los desistimientos. Ya lo decía: ¿Más dinero? No, lo siguiente.

¿Ha dimitido alguien con la nueva sentencia del TSJA? Quiero decir: quien firmó, quien ordenó, quien dio luz verde a las expropiaciones que ahora la alta instancia judicial ha declarado ilegales. Pues ese alguien no ha dimitido todavía, ha lanzado para arriba la pelota a la inconcreta “Junta de Andalucía”, que es ahora la que deberá abonar las demasías y poner orden en el desperfecto, la pedrada de los jueces a la cristalera del buen rollito de una obra ejemplar que iba a traer a La Isla el progreso que nos tienen prometido.

Y todavía no ha llegado el tren. Es que he estado en Vitoria y allí he visto un tranvía, uno de verdad. Y no había esta separación de raíles, esto de aquí. Había un tranvía con trazos para sí mismo y otros para compartir con los coches. Pero claro, es Vitoria, un ejemplo de lo que es hacer las cosas bien.

Nada, otra sentencia y el gobierno mirando para todos los lados para ver por donde le viene la siguiente. Los fines de ciclo son duros, muy duros. Hasta para los optimistas “antropológicos” y quienes se obstinan que negar lo obvio es la mejor manera de superar lo insuperable. Ya queda menos, que es lo que nos queda a los ciudadanos, esperar a mayo y votar como hay que votar para que, como escribió el otro día mi amigo Tito Valencia, el cambio cambie.

Feliz Navidad. Salud y alegría para todos.

Diario de Cádiz
Calle Real
2010 12 19_

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