_________ Coll en catalán
Internet, así en abstracto, es como una playa con olas que devuelven a la orilla lo caído, tirado, echado. Junto a mucha morralla a veces llegan cosas. Como una entrevista al Coll de Tip y Coll, en catalán. El que lanzó el mensaje en esta botella, que por supuesto no sabemos como se llama, escribió un “no tiene desperdicio”. Yo no lo sabía, el padre de Coll era de Barcelona y, por supuesto, hablaba catalán, no así el hijo, criado en la meseta y de madre de Cuenca, creo recordar. La genialidad del Coll de Tip y Coll, la pareja genial de humoristas de los años 70 y 80, es la forma de abordar, con más paciencia de la que en ellos era costumbre, la pertinacia de la entrevistadora, en catalán. Coll decía que no entendía el catalán, pese a que su padre era de Barcelona y tampoco (entendía) que alguien que también hablaba “castellano”, como el humorista, insistiera en seguir preguntando en una lengua que no conocía, conociendo perfectamente la de ambos. Curioso que tantos años después, el catalanismo siguiera erre que erre en el pulso que tienen puesto al resto de los españoles (y a tantos millones de catalanes españoles de Cataluña) con el catalán, del que han hecho, para muchos, una lengua insufrible. Como todo lo impuesto, exigido, motivo de separación, de fricción en el normal desarrollo de la comunidad de vecinos que somos se quiera o no. Francamente no sé cómo se solucionará este asunto de decenas de años, puede que de siglos.
Las lenguas peninsulares han competido y durante siglos fue el antiguo castellano, hoy español, la lengua más extendida, más hablada. Que todos tenemos el deber de conocer y el derecho a usar. Pero claro, no esperábamos que los partidarios formaran parte de una corriente poderosa en la que se negara la mayor, la existencia de una nación de ciudadanos libres e iguales llamada España. El poder que les otorga Pedro Sánchez, para gobernar España, prefija una suerte de irrealidad que consiste en que estos negociadores lo hacen de una realidad como si fuera de otro espacio, de otra vida. Y así vamos.
Por eso lo del Coll de Tip y Coll ha vuelto a esta orilla que hoy vivimos, pues fue una botella arrojada al mar, con la anécdota de seguir construyendo la irrealidad. No es para reírse sino para llorar.
Diarios Grupo Joly
El Pinsapar
2025 09 23_
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