______ Septiembre, La Salle
Soy de ese tiempo, no es que me haya detenido en esos días, en esos años, la vida te empuja pero septiembre lo recuerdo siempre en el patio de La Salle, en los actos que preparaba nuestro inolvidable Joaquín Rodríguez Royo, al que todos llamaban, con razón, El Maño. Porque era de Mequinenza y porque era mañico a más no poder. No por obstinado, sino por voluntarioso; no por cabezota sino por trabajador, por esforzado.
Hasta el punto no de haber logrado, sin dificultades insuperables, la I Semana Cultural Lasaliana sino porque logró poner en pie veinticinco, treinta, qué sé yo. Más. Con una fórmula aparentemente sencilla: una acto social todo lo brillante que se podía, eligiendo reina y damas de la semana cultural entre la llamada “familia lasaliana”, trayendo a una personalidad mediática, que era un milagro como lo lograba; introduciendo un debate cultural-político-sindical (cuando los tiempos lo iban permitiendo), representaciones teatrales de grupos aficionados y recítales poéticos, una conferencia estelar y un colofón siempre, el concierto de la Banda de la Infantería de Marina. Con el entusiasmo del gran maestro Manuel Galduff, cuando la mandaba, pues buscaba un repertorio vibrante, espectacular, en el que demostraba cada año la extraordinaria calidad de sus músicos y, por supuesto, la gran maestría de su director, que acabaría siendo el de la Orquesta del País Valenciano, nada menos, y director invitado por importantes orquestas internacionales.
Era el septiembre de aquella ciudad en la que viví. Para la depresión de octubre, mes en el que no había nada, cada uno con lo suyo, como se suele decir. Sí, el Colegio de La Salle dio un ejemplo inconmensurable de proyección social, de respeto por la cultura, de abrir puertas. Con el encargo al inolvidable Joaquín Rodríguez Royo, que trabajaba todo el año para esa semana milagrosa que se abría cuando se cerraba la puerta del verano en nuestra ciudad. Barre el tiempo como escoba nueva, hasta el olvido.
Por eso yo quiero traer aquí a aquel muchacho muy guapo de Zaragoza o por ahí, vestido en su uniforme de la Infantería de Marina, remangado siempre a lucha por la ciudad que había adoptado y que acabó adoptándolo más que merecidamente. Hace algunos años que nos dejó, no se llevó la fórmula del éxito de las semanas culturales de La Salle pero si una parte de su alma sin la que no volvieron. Dicen que nadie es imprescindible pero ya lo pongo en duda, hay gentes imprescindibles y El Maño fue uno de ellos, un tipo magnifico, un amigo de verdad. Cada septiembre vuelve de alguna manera y su forma de hablar parece que emerge en las plazas, en las calles, en el aire indolente de La Isla.
Diario de Cádiz
Calle Real
2025 09 14_

.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario