Los fui comprando con el sudor de mi frente, digo a plazos... Los acariciaba, los leía, los miraba cien veces... Hice sobre ellos como un juramente: estarían conmigo y yo estaría con ellos hasta que me cierren los ojos. Ahí siguen, donde vivo y sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario