Preside una plaza de mediadas proporciones, con un balcón al mar. Escalinatas de entrada, de forma circular, y este pórtico increíble. La iglesia, recogida. Íntima. En el altar mayor, un camarín con una Virgen pequeña, románica, de procedencia española. De mucha devoción.
Suspiro por la hermosura apresada en la memoria, el recuerdo inolvidable de una esplendorosa Portugal.
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