Ocurrió de improviso, como una buena tormenta de verano. Me dije: Tormenta de verano, y recordé a Juan García Hortelano, aquella noche en Cádiz contando las historias de Alfonso Grosso en el cementerio de Copenhague. Recordé también algunas tardes de Caracas. Mucho más luego, cuando cesó todo y volvió el sol de este agosto. En poco se secó lo que era casi una inundación.
Qué me gusta la lluvia, es para mi una verdadera fascinación. "Tengo levantado", como dicen en Galicia, de noche para ver la lluvia que me acaba de despertar golpeando los cristales. Esta misma me levantó de la siesta...
Eran las 16'30...
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