jueves, 15 de abril de 2010

El Pinsapar / LA SENTENCIA HOY



_________ La sentencia hoy

Estoy hecho un lío. Con la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, que le dijo Rodríguez Zapatero a Maragall tráemelo que lo que apruebe el Parlamento catalán lo asumo yo. 

Lo dijo cuando entonces, cuando España era una realidad discutida y discutible para él y lo decía sin ningún problema, después del día en que se quedó sentado cuando pasaba la bandera de los EE.UU. por la Castellana y pergeñaba su idea de aliar las civilizaciones para que alguien fuera a la Mezquita-Catedral de Córdoba a echar una manta y rezar mirando a la Meca.

Digo que hoy sale la Sentencia, dicen los avisados. La pongo con mayúsculas por anticipado porque sea la que sea será sonada, aunque (Zapatero vuelve a decir) su impacto político "sea" limitado. Menos mal. Limitado no es ilimitado, aunque ya veremos. Pero también puede ocurrir que, como otras veces, el TC no llegue a un acuerdo y se devuelva a los corrales sin lidiar este toro que dijo el presidente que le trajeran si lo aprobaba el Parlamento de Catalunya, que iba a rodar sin la puntilla. Menuda faena, digo, ya que andamos en términos taurinos.

Esto del tiempo que lleva el TC dándole vueltas a la Sentencia de constitucionalidad del nuevo Estatut me ha recordado lo que algunos hagiógrafos del general Franco decían de su modo de hacer política. Lo tomaban de la vieja sabiduría de la Iglesia (católica) y de la mesa con las tres pilas de papeles: los que soluciona el tiempo, los que no soluciona ni el tiempo y los que solucionaba (en el caso de) Franco. Así. 

El Estatut está hasta el momento (¿de hoy?) en la pila de los asuntos que ni el tiempo soluciona, o soluciona el tiempo. Pero no el TC, que cada cierto tiempo llama a los cabestros para que lleven el toro, de nuevo, a los chiqueros: no hay quórum.

No debe haber dudas sobre la competencia de los magistrados, son eminencias de la ciencia jurídica, pero todo es interpretativo, al parecer, menos lo que no lo es, y ahí está el problema que ha hecho del TC una suerte de frontón donostiarra de pelota vasca en donde el Estatut es la dura bola que vuelve a la mano, y de la mano al frontón. El impacto será limitado, ha dicho el presidente. Él sabrá. ¿Limitado a un pequeño movimiento sísmico imperceptible? Digo en el mundo nacionalista en general, no sólo en el independentista. La duda siempre estará en el alcance final de algo así, si no va a ser como estas enfermedades correctamente diagnosticadas en Cádiz pero que se llevan primero a Navarra y luego a Houston. Para que el paciente se muera igual, pero mucho más pobre.

¿Lo sabremos hoy?

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2010 04 15_

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