________ Maricha Espejo
Para autodefenderse ha tirado un adoquín a la cristalera de la Cámara de Cuentas. Digo "cristalera" como metáfora de la transparencia y eficiencia de una institución pública que ha sido creada para defender el dinero que los ciudadanos entregamos a los poderes públicos para financiar las políticas públicas. Sembrando sospechas de que este organismo está peligrosamente politizado por el Partido Socialista, quita más aire si cabe a la atmósfera angustiosa de la ciudad. Ahora sólo falta que dirija sus dardos hacia los Juzgados de la plaza de San José, haciéndolos responsables de la lentitud e inoperancia de una Justicia ya con el sambenito que le puso su otrora compañero andalucista Pedro Pacheco, que tanta fortuna ha hecho. Como lo único que valía, la aceptación de responsabilidades políticas, era innegociable, la triple estrategia se puso en marcha: descalificación de la Cámara de Cuentas, críticas a la lentitud de la Justicia (llegarán) y, finalmente, el interventor y la tesorera (tiempo al tiempo).
No sabía que Maricha Espejo le había presentado la dimisión a De Bernardo cuando estalló el escándalo que tiene a esta ciudad aturdida y crispada. Ni tampoco, claro está, que el alcalde la convenció para que retirara la dimisión y siguiera esta larga agonía que va a terminar en mayo. Ni siquiera esto se ha dicho, que sepamos. La tenacidad, la terquedad de este hombre puede que hunda a su partido en La Isla para mucho cuando tuvo la oportunidad de oro: aceptar la dimisión de Maricha y preparar la llegada a la Alcaldía de Franjo Romero, por ejemplo. Romero podría haber hecho, en inteligencia con el Partido Popular, lo necesario para depurar las responsabilidades, también las administrativas. Y llegar a las elecciones de 2011en las condiciones mejores posibles para seguir teniendo una activa presencia política.
Entre que ha querido ser el alcalde de la foto del Bicentenario y esta cosa autodefensiva en que se ha convertido, con más que notable pérdida de la realidad, como la contratación de un informe que diga que lo blanco es negro, o al revés, pagándolo (60.000 euros) con dinero del contribuyente, Manuel de Bernardo está hundiendo más si cabe su Alcaldía del Bicentenario. Resaltar el hecho de una minoría exaltada, que siempre la hay, que injustamente lo insulta en los foros y en algunos mentideros, es no ver el malestar profundo que hay en la ciudad con el robo y la gestión del robo, una vez descubierto, cuando, como ha dicho Maricha, "el cielo se les vino encima".
Me habría gustado mucho que la todavía responsable de la Hacienda municipal hubiera dicho in extenso el argumentario con que la convence De Bernardo, y las razones por las cuales ella presentó su dimisión. El contraste de ambas posturas aportaría una información más que interesante de lo que se coció en esos días tremendos en los que un alcalde, una responsable de Hacienda y un partido en el poder descubren que habían estado siendo robados, presumiblemente por funcionarios municipales, en sus narices, durante años, sin que se hubieran dado cuenta. Increíble, increíble.
Para autodefenderse ha tirado un adoquín a la cristalera de la Cámara de Cuentas. Digo "cristalera" como metáfora de la transparencia y eficiencia de una institución pública que ha sido creada para defender el dinero que los ciudadanos entregamos a los poderes públicos para financiar las políticas públicas. Sembrando sospechas de que este organismo está peligrosamente politizado por el Partido Socialista, quita más aire si cabe a la atmósfera angustiosa de la ciudad. Ahora sólo falta que dirija sus dardos hacia los Juzgados de la plaza de San José, haciéndolos responsables de la lentitud e inoperancia de una Justicia ya con el sambenito que le puso su otrora compañero andalucista Pedro Pacheco, que tanta fortuna ha hecho. Como lo único que valía, la aceptación de responsabilidades políticas, era innegociable, la triple estrategia se puso en marcha: descalificación de la Cámara de Cuentas, críticas a la lentitud de la Justicia (llegarán) y, finalmente, el interventor y la tesorera (tiempo al tiempo).
Todo sea por el Poder, qué lástima.
Diario de Cádiz
Calle Real
2010 11 07_
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