Entre alegrías y penas pasan los años... Camarón cantaba esta "letra", siempre me dio que pensar. Vivir tiene eso, alegrías, penas... y años. Sólo con esta trilogía puedes una tarde acomodarte en un sillón con tu nieto, o darle con cuidado el violín a tu nieta. Es lo que debe quedar, quizá. Las penas, para adentro. Y los años que vengan como llegan los ríos a la mar. Hasta que caiga el telón sobre nuestras vidas. Es lo que más me hace de sufrir de una muerte joven: no conocerá a sus nietos. Llegar tiene este premio, si la vida es propicia, conocer a los nietos, comprobar que otros vienen desde la sangre a la esperanza, a la vida, al aire. Y así desde -dicen- millones de años, miles de millones de años.
Que sigue siendo un suspiro tan solo.
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