Desde las torres, los torreones se llaman en Cádiz, los grandes comerciantes conocían por banderas y misterios el contenido de los barcos fondeados en la bahía. En aquel incipiente capitalismo la ley de la oferta y la demanda funcionaba como hoy, como mañana. Si cae la demanda, baja la oferta. A mayor demanda, encarecimiento de los precios. Desde las torres de Cádiz, que eran muchas más de las que hoy alegran su paisaje de azoteas y el mar que lo circunda, se dirigió el comercio más importante de España.
Hoy muchas han perdido materia, o se han caído, o se van a caer si no se remedia a tiempo. Dicen, y yo lo suscribo, que ésta es la más bonita de todos. No se ve desde las calles, hay que subir y subir escaleras y escalones. Le llaman la Bella Escondida.
Qué bien puesto el nombre...
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