Amigos de Madrid están muy preocupados con la deriva que toman los
asuntos catalanes. Cunde el pesimismo. No es por la rotura de España, es por la
independencia de Cataluña. La rotura de España no es que Cataluña se separe, se
independice. La rotura de España sería que todas las regiones que la forman se autodeterminaran como naciones-estado, que de pronto, una nación histórica de
siglos y siglos se vuelva Yugoeslavia. Me dicen que están hartos de traducir en
euros las amenazas independentistas. Y encima esta desobediencia a lo dictado
por el Tribunal Constitucional, esta desobediencia encabezada por el presidente
Montilla, la manifestación de la que El País no da cifras.
La Constitución vigente establece que la Nación española es
indivisible pero el presidente Rodríguez Zapatero puede encontrar –dicen- una
formula que orille la Constitución, como con el Estatut. Sería grotesco pero
todo es posible. Es su forma de gobernar.
Puede que esté llegando otra vez al punto de ignición esta
cuestión irresuelta. La gente, la infinita mayoría de la gente que vive allí no
es partidaria pero toda la apariencia lo canta. Los partidos políticos
nacionalistas, con lo socialistas catalanes dentro, han puesto el piloto
automático. Perfecto. Estar unidos –y reunidos, como rezaba la Constitución de
1812- no debe ser un castigo divino ni una maldición. Cuando la gente no quiere
estar unida lo mejor es que se separe. Por eso en algún sitio alguien debería
estar coordinando la España sin Cataluña, la hipótesis de la independencia. No
pasará nada ni se va a hundir el mundo. Digo que saldremos adelante. Los demás.
¿Cómo se disuelve una sociedad de gananciales de más de 500 años?
No debe ser fácil pero más difícil puede llegar a ser soportar el envaramiento
de Montilla y un tripartito para la rapiña y la extorsión sobre la base de unos
derechos históricos inexistente y el no respeto a las reglas de juego de una
Constitución aprobada por la inmensa mayoría del pueblo español que ha puesto a
España en el mundo libre y le ha proporcionado décadas de prosperidad, paz y
libertad. Con su pan se lo coman y a ver qué hacen si Tarragona plantea no
jugar el juego de la independencia, o muchos pueblos de Barcelona, y Barcelona
misma. U otros.
Se lo he dicho a mis amigos madrileños alarmados con la deriva
catalana. La hipótesis de la independencia debe valer para todos. Digo que a lo
mejor se podría hacer una consulta nacional para ver si los españoles estamos
dispuestos a seguir soportando esta presión, mucho más fuerte cuando mucho más
débil es el gobierno nacional. Que sean felices solos si eso es lo que quieren.
Transfiramos a los votantes esta responsabilidad. Pero hagamos esto lo mejor
posible. Que sea un perfecto mutuo acuerdo.
Diario de Cádiz
El Pinsapar
2010 07 21_
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