El país estaba ayer en el todo o nada, pero ayer no ponía yo la mano en el fuego de que hoy no estuviera así. El problema era perder. Si lo que querían Junts, PP y Vox -votar sólo lo que querían y no todo el trágala de Pedro Sánchez- se lograba, evidentemente, los socialistas habían perdido esta apuesta y tendrían que negociar de nuevo el resto de las cuestiones del Decreto ómnibus. Pero no me gusta nada este modo de hacer la política, este forzar todo hasta conseguir nada. No se han discutido los presupuestos, no se hablan apenas, les importamos tres cominos. Y nos mienten continuamente. Unos más que otros, claro. Las mentiras se convierten en cambios de opinión porque se negocia hasta debajo de las piedras (!). O algo así. La tentación es muy fuerte, en ocasiones. Como echarle al PP (en solitario) el rechazo del Decreto-Ley de Medidas Urgentes, que llevaba lo de Valencia, las pensiones, las ayudas al transporte, etc. Vox y Junts nada, ni siquiera pasaban por allí. Se ha rechazado el etcétera, no las pensiones, Valencia, el transporte…
Pero es de nuevo la gallinita en medio del llano, a ver quién se resiste etcétera. Me queda la inquietud: ¿quién se lo cree? Nadie informado por supuesto que se lo crea. Digo bien, se lo creen pero saben que hay un trágala y que la prueba de que no es que si volvieran a presentar esa parte del Decreto, sería aprobado por unanimidad. ¿Es la política? Pues un mamarracho esta política. Y encima ni tocarlo, a Junts, me refiero. No ha salido un Tellado de las filas socialistas que le diga a Junts el equivalente de lo que le dijo a Aitor Esteban y el PNV el número dos del Partido Popular. Enemigos jurados ya para varias temporadas, lo de “aprovechategui” es una forma de todo o nada pero, vamos, están hasta el moño del PNV, de sus menosprecios y de sus cambalaches. Los primeros que lo saben son ellos, los del PNV. Es el todo o nada de nuevo, creo honradamente. Es la fórmula de nuestra política. Es como si no hubiera esa costumbre. Los que se quieren ir no se quieren quedar y juegan al juego de pa lo que voy a estar en el convento. Pero no cambian la Ley Electoral, no hacen lo necesario para que resulte lo conveniente. Por ejemplo, que siete votos, o cuatro, condicionen la política de un país de 45 millones de habitantes, una de las más pujantes economías de la UE y varias cosas más. ¿Estamos en no ir ni al entierro? Dicho de la II República.
Diarios Grupo Joly
El Pinsapar
2025 01 28_
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