Dijo un poeta que había mala gente que caminaba e iba apestando la tierra... Tenía razón. Pero también hay, ha habido, habrá, gentes que su vida fue, es, será, un desvivirse por los demás, para la felicidad de los demás.
El caso Mozart fue tan paradigmático que siglos después sus melodías serán el bálsamo de corazones dolientes, la alegría de la juventud, la profundidad de la madurez, los vacíos llenos de nuestra vida. Fue la corta vida más trabajada de la historia. Se desvivió sobre las partituras, sobre el interior de su cabeza llena de música. Al parecer esta era su imagen...
Nuestra eterna gratitud al genio de Salzburgo, W. A. Mozart.
Dios lo tenga en la Gloria de la Música y de la Vida Eterna.
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