____________ Con Laurence Debray en La Mallorquina
Conocí a Elizabeth Burgos en Caracas, a donde acudí como invitado del Congreso Mundial de Escritores y del PEN Club Internacional. Me dijeron allí que había estado unida a Règis Debray y participado en la guerrilla con el Che Guevara. No estuvo en Bolivia, como su pareja, que fue apresado y torturado por los militares que acabarían dado caza -y muerte- al ya mítico Che Guevara. Pocos meses después del encuentro de Caracas me telefoneó un amigo común para decirme que Elizabeth Burgos tenía pensado ir a San Fernando y le gustaría volver a verme. Quedamos en La Mallorquina.
Era una mañana muy agradable de sol cuando llegaron, yo los esperaba en la terraza. Apareció con su hija y Régis Debray, tal como me había dicho. Como quiera que Laurence, su hija, era de la edad de mi Enrique, acudí a la cafetería con mi hijo. Estuvimos sentados allí largo rato y, al día de hoy, sigo sin saber por qué se allegaron hasta San Fernando. Pero bueno, ella era una venezolana muy viva de genio, simpática y dicharachera, su hija era ciertamente preciosa, y el filósofo y entonces ex revolucionario francés se me antojó un parisino un poco tópico, muy serio y de mucha gravedad, y parco, casi silencioso. Recuerdo que hablábamos en español pero su hija no sé si lo hablaba. Me excusé porque, aunque entendía bastante el francés, no tenía el dominio que me hubiera gustado. Creo que respondí a algunas preguntas sobre San Fernando que me hizo el francés y oí con atención lo que hablaron entre ellos y conmigo. Como no he llevado nunca un cuaderno para una Memorias futuras, no sé decir mucho más de esa mañana. Digo que ni siquiera sé si fueron luego a Sevilla para coger un avión a París o se quedaron por la provincia algunos días.
Cuando he sabido que Laureance Debray fue elegida por el rey Juan Carlos para que le redactara su biografía, o sus memorias, en definitiva, el libro que en las próximas semanas se presentará en París, recordé aquella mañana en La Mallorquina con los Debray. Las vueltas que da la vida.
Recordaba hace unas semanas la tarde en que apareció allí sentado Antonio Ruiz, el hermano republicano del almirante don Faustino Ruiz González. A más de uno le dio un soponcio. Y como corrió la voz por la Isla, “Nono” Ruiz González está sentado en La Mallorquina. Y es que, en verdad, en la terraza de La Mallorquina ha habido mucha historia de la ciudad, y muchas conversaciones, y confidencias y, con seguridad, intrigas. Pero se ha cerrado esa historia palpitante de la ciudad, se ha cerrado por jubilación.
¿Tendrá alguna continuidad, como la Venta de Vargas?
Diario de Cádiz
Calle Real
2025 10 05_
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