Es Mozart. Desde el primer compás, la nota inicial. Es Mozart, nacido para darnos la paz, la alegría y la felicidad. De entre su obra inabarcable, esta Sonata para Piano Nº 1. Una joya engarzada en otro joya, y ambas en otra. Un remolino de dulzura, un sueño de lactante. Absolutamente delicado, tierno, manantial de agua pura que baja de los montes. Es la nieve que cae sobre Salzburgo, el lento amanecer de las mejores primaveras. Si quisiera tener el poder de la bendición sería para bendecir a esta criatura de la divinidad, este regalo llegado del misterio de la vida para la vida de todos...
Buenas noches, buenos días...
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