Ocurrió, no tiene vuelta atrás. Lo que ocurre en la historia no tiene vuelta atrás. Quizá por eso deberíamos hacer la historia con más calma, como se cocinaba antes, a cielo abierto y fuego lento. Para que todo llegara al futuro mejor condimentado y cocinado. Digo que dejemos a los volcanes, los terremotos, las sequías y otras devastaciones su trabajo habitual... Pero nosotros, nosotros tendríamos que mirar el futuro que pueda convertirse en un dibujo, un cuatro, un texto, un grito, una fotografía en blanco y negro nauseabunda.
Sus católicas majestades expulsaron a los judíos en 1492. Verdaderamente fue una catástrofe para la Monarquía, que en ese tiempo lo era todo. Digo que los grandes médicos, botánicos, banqueros, poetas, menestrales... parte del nervio de aquella sociedad se fue de España. Eran españoles de generaciones y así se sintieron siempre, así se sienten todavía, tantos siglos después, muchos de ellos. Con las llaves de los portones de sus casas de las juderías de los pueblos y ciudades de España.
Miro el cuadro pero no alcanzo a ver como una pintura histórica, no, sino como un episodio vergonzoso de nuestra pasado nacional. No fuimos ni los únicos ni los primeros, ni desgraciadamente los últimos. Por eso, ahora que han levantado una bandera y reconstruido un país que miles de años fue portátil yo me identifico con ellos y defiendo su lugar al sol, su casa, su templo imposible... Y su irreductible ejemplo de vivir "aunque la repita le quemen" sin renunciar a lo que han sido.
La expulsión de los judíos de España, de Emilio Sala y Francés_
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