Cuando me llamó Alfonso Eduardo Pérez Orozco ayer para preguntarme por un diputado de Cádiz que había defendido una proposición parlamentaria sobre el flamenco no tenía ni idea de que había sido Aurelio Romero. Me lo dijo él, Alfonso Eduardo, que era uno del PP, y me contó las iniciativas en este tenor desde mediados del siglo pasado. Hoy leo el argumentario, en especial la alusión al "triángulo mágico" que forman Sevilla, Jerez y Cádiz y el que ha traspasado las fronteras, como los verdaderos fenómenos de la Cultura universal.
Si lo hubiera sabido, que él era el encargado de la defensa de algo que inexplicablemente no alcanzo a entender por qué no es ya una realidad, le habría hablado de Juan Talega. Y de la vía del tren. De Juan Talega me ha hablado mucho a mí Ricardo Pachón, que además le ha grabado unas confesiones al magnetofón jugosas de verdad, algunas de ellas editadas en un disco sobre Alcalá de Guadaira con motivo de un Congreso de Flamenco celebrado en esa ciudad cantaora que ha dado nombre a una variedad de soleá esplendorosa. Siempre refiere lo de la "vía del tren", que es tan sencillo como esto: el verdadero flamenco es el que viaja por la vía del tren de Sevilla a Cádiz, o de Cádiz a Sevilla. O sea: Cádiz, La Isla, los Puertos, Jerez, Lebrija, Utrera y Sevilla. Lo demás, pues poniendo el oído, cogiendo punta y compás.
Juan Talega era un gitano parlero, sobrado, sabihondo, que siempre estuvo a la vera de Antonio Mairena. Cantaor también, fragüero, lanzó puyas a diestro y siniestro (en la línea de su amigo) y pontificó todo lo que pudo desde el púlpito de la mesa de un colmao o en la reunión de los cabales. Sobre lo que era o no era el flamenco, o debía ser. Es la vieja historia que vuelve recurrente e irreversiblemente nos separa en dos bandos irreconciliables. En el siglo de Talega entre caracoleros y maireneros, y hoy entre los epígonos. Hasta que Camarón hizo verdad lo que ahora ha propuesto el diputado Aurelio Romero, verdad por la vía del hecho, claro. Esto es, que muchísimos no sabían lo que era el flamenco pero sí "morían" escuchando a Camarón. En los cuatro puntos cardinales del mundo, además. A donde se ha lanzado la botella con el mensaje dentro de que si el Flamenco no es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que me lo expliquen.
No sé si esto se hace con firmas o con proposiciones parlamentarias. Cádiz 2012 también aspira a conseguir este timbre de gloria, y también se lo merece. Porque fue la auténtica aventura de la libertad de los españoles de ambos hemisferios.
En los años 60 del siglo pasado no hubo suerte...
Diario de Cádiz
El Pinsapar
2010 05 20_
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