Ayer estuve en mi viejo colegio del Liceo, invitado a la entrega de los premios San Juan de la Cruz de este año, de los que he sido jurado. Fue absolutamente conmovedor.
La poesía sanjuanista es la poesía del poeta más excelso de nuestra lengua. Que los jóvenes la frecuenten, la glosen y se inspiren en ella no deja de darnos esperanzas sobre la permanencia del espíritu de lo inefable entre nosotros. Fue, ya digo, emocionante.
Inolvidable.
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