jueves, 22 de noviembre de 2007

El Pinsapar / PEDIR PERDÓN


________ Pedir perdón

El obispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, ha pedido perdón para la iglesia católica de la guerra civil. El obispo Blázquez, rechazado por los nacionalistas vascos por no ser vasco pero luego aceptado con el lema “este es nuestro Blazkez”, ha sido el portavoz de todo el episcopado español. Tras de la beatificación, la petición de perdón. Se beatifica a los asesinados por el Frente Popular por el solo hecho de ser obispos, sacerdotes, frailes o monjas, y se pide perdón por los obispos, sacerdotes, frailes y monjas que no fueron espejos del evangelio, al parecer. Las guerras civiles tienen esto, que todos se convierten en digamos poco evangélicos. Unos y otros.

Al principio entendí que el obispo de Bilbao pedía perdón por todo el franquismo e hice memoria de los frailes, sacerdotes, monjas y obispos que traté, conocí o quise. Pensé en la Madre Florentina, que siempre tuve por una santa; o en algunos frailes carmelitas de mi colegio, que me enseñaron tan bien la gramática, y el amor a la Virgen del Carmen. En otros, no, la verdad. Recordé vagamente al obispo que me confirmó, que tenía una cara temible, y a don Antonio Añoveros, tan bondadoso y comprometido con los pobres. No sé, no puede negarse a estas alturas de la película que un cura del instituto daba unas “guantás” de campeonato y de que un hermano de La Salle…, pero en fin, quería decir que un día se descubre que una cosa no es la iglesia y otra los fieles, que todo es todo, un poco como España, que somos todos, esta familia que unos días se quiere romper y otros días se arrepiente de haber querido hacerlo, o se alegra de haberlo hecho.

Ahora estamos en esto, en el perdón. En este perdón difuso, no demasiado explícito, como tamizado por un censor. Más que nada porque estoy seguro de que toda la iglesia católica de la guerra civil no fue como para pedir perdón, del mismo modo que me temo que alguna otra no tiene perdón que valga (hablando en humano).

Pero estamos ahora en todo esto, en el perdón, la búsqueda de los huesos, la restitución de la dignidad de tantos atropellados. De algún modo se quiere juzgar a quienes no pueden comparecer ante ese Juez inapelable e inexistente que ni perdón puede conceder. Salvo esto de Blázquez. Porque la comparecencia de la memoria no deja de ser un artilugio complicado, incompleto, deficiente. Es lo que tiene una guerra civil, que nunca se sabe del todo. Salvo de la terrible verdad de la muerte, de la cárcel, del exilio. Del odio entre hermanos.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2007 11 22_

1 comentario:

  1. ....Es lo que tiene una guerra civil, que nunca se sabe del todo. Salvo de la terrible verdad de la muerte, de la cárcel, del exilio. Del odio entre hermanos...

    De ahí que, o cierras las heridas del olvido, o ese odio entre hermanos al que te refieres nobacaba jamás...

    MI modesta opinión.

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