En mi imaginario español las gentes como el ministro Ábalos reflejaban más que otros "lo casposo", míralo bien. Ahora ha hecho como el pirómano que provoca el incendio del teatro al mismo tiempo que grita ¡fuego! Es que, verás, mi padre era cazador y le gustaban los toros, yo me daba unos madrugones para ir con él, me encantaba ver los amaneceres de septiembre y de abril en el campo, y correr a coger las tórtolas que mi padre abatía en la huerta de Manolo. En mi casa estaba el ejemplar de El Ruedo que traía una exhaustiva información con imágenes de la tragedia de Linares. En un legajo grande de muchos ejemplares de aquella revista taurina inolvidable. Además, sólo quien lo probó sabe lo extraordinario que es un puchero de tórtolas, con el segundo plato con esas tórtolas en tomate y papas fritas. Que hacía mi madre, además. O sea, cocina de amor, señor ministro. ¿Casposo total? Pues si le añadimos la taurofilia mejor buscar la puerta del exilio. El ministro Ábalos ha puesto a cazadores y taurinos en lo redondo de la calle de la caspa española, de la que tanto debe saber quien lo parece tanto. Nada, más votos para la urna de Abascal, al que se muere a gusto hasta la muerte le sabe.
De todos modos este ministro no se esfuerza mucho por ser desagradable y faltón, qué bien le sentaría el traje de guardia municipal de mi infancia, con la porra blanca, el casco y la actitud perdonavidas con que se adorna delante del micrófono y la cámara de televisión. Hasta a Susana Díaz le ha levantado el paño del altar. Tuvo que aclararle la semántica de regenaración-degeneración la trianera, que tiene un genio de mil pares. Cuando la política lo mande para el carajo igual recuerde su tiempo de pirómano al mismo tiempo que se vaya hundiendo en la mediocridad de la que procede. Polvis erit, Ábalos. Como todos los casposos de tu cuerda. Y mientras, Abascal (insisto) tiene puesta la urna de guardia. Y como es sabido lo que ocurre, ya tenemos otro procedimiento de división, que es de lo que se trata, añadiendo nuevos elementos al paradigma: católico, taurino, cinegético, español, ¿flamenco?, liberal, de derechas… Es la deconstrucción de la España machadiana, la de cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, etcétera. Y mientras, la casa sin barrer. Y más banderas rojigualdas en los balcones. Digo esta vergüenza de Torra que está devorando a su partido, del que ya van diciendo algunos que desaparecerá. Como en Francia e Italia. Las naciones de naciones es lo que tienen. Además de la caspa, claro.
Diario de Cádiz
El Pinsapar
2018 12 23_

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