_________ El hermano de Paco
_______ Enrique Montiel
Revista Al Yazirat
Nº 28_NOV 2024
Me habría sentido muy orgulloso de que todos dijeran de mí mi nombre seguido del complemento “el hermano de Paco”. Ser hermano de Paco era mucho más que un honor, significaba formar parte de la familia del genio de la guitarra más importante de toda la historia del flamenco. Pero, aun así, se cometería una pequeña injusticia. Porque Ramón Sánchez Gómez, Ramón de Algeciras, era en origen un extraordinario guitarrista también. En cierto modo “maestro” de su hermano menor, llamado a la alta cumbre del arte de los siglos. Por Juan José Téllez sabemos muchos lances de la familia, sus libros sobre Paco de Lucía son clarificadores y explicativos, verdaderas joyas a las que acudir para comprender bien la genialidad y la construcción de esa genialidad a través de la modestia y el trabajo impuesto por don Antonio Sánchez Pecino a sus hijos, especialmente Ramón, José y Paco. En los años duros, Antonio Sánchez, que “se ganaba la vida” con la guitarra en las localidades del Campo de Gibraltar, tuvo la visión de lo que había en su casa, digo su hijo Ramón y, sobre todo, a su hijo más pequeño, Paco. En el Plan Maestreo diseñado por el inteligente don Antonio, su hijo Pepe de Lucía sería el cantaor del futuro. Téllez cuenta anécdotas extraordinarias en sus libros. Mentira nos parece esa construcción de la genialidad, lo que hay que hacer cuando te surge un Wolfgang Amadeus Mozart en la familia, un genio por la Bajadilla y en las playas algecireñas, en la humildad esencial de la vida de los Sánchez Gómez. ¿Cómo se gestiona eso? Ya decía, Ramón iba por delante en el sentir de su padre pero Paquito estaba allí mirando cómo ponía las manos Ramón, mejor dicho, como no las ponía. Don Antonio exigía unas falsetas que no salían y que eran “muy fáciles” para su hermano cuando en realidad no lo eran en absoluto pero que Paco las había entrevisto, y las podía mostrar y demostrar. Porque lo suyo llegaba de muy lejos, llegaba de muy pronto. Esto es muy difícil de poner en palabras. Sobre todo cuando, desgraciadamente, ni está Ramón ni está Paco para que nos den o nos quiten la razón que sabemos, o creemos poseer. Tan difícil de poner en palabras como fácil para el genio, clarificador para Ramón, luchando contra “el mezquino idioma” de la guitarra. De esto se trata en cualquier caso, en el “mezquino idioma” de la guitarra.
Paco lo tenía dicho, la guitarra es algo muy celoso, extraordinariamente celoso. Te exige todo. Como decir cuerpo y alma. Hay que estar allí todos los días, y muchas horas. Y bajen los ángeles del Cielo. Porque huir de lo manido tiene esto y Ramón, y Paco, tenían que huir de lo manido, de lo repetido, de lo cansado y lo cansino. Exigencias de la Casa de los Luzia. La guitarra, como todo lo flamenco, “da mucho el cante”. Además. El momento era el idóneo. Los grandes deberían convertirse en los grandes del pasado. Es que, sencillamente, llegaba otro tiempo. Para la guitarra, para el Flamenco con mayúscula. Y a ese tren se sumaron. Paco porque descubrió en Jerez una noche a un cantaor insólito que lo enamoró, lo volvió del revés como un calcetín. Y a su guitarra. Pero con Paco siempre iba “el hermano de Paco”, como detrás de los dos hijos de don Antonio Sánchez Pecino iba don Antonio Sánchez Pecino. Es que da vueltas esto que quiero decir y, como yo lo veo, es fácil y difícil, muy fácil y muy difícil de ponerlo en palabras. Porque, bien mirado, todo estaba por hacer. La guitarra no podía convertirse en la letra repetida de la soleá o la seguiriya, ni la misma alegría atribuida al Mellizo o los tangos del Pinini. No, para nada, y me perdonen. Estábamos para romper la urna, estábamos para la tala del bosque de lo cansado y la siembra de lo futuro. También en la guitarra, por supuesto. Y allí estaba Ramón, el hermano de Paco, con su guitarra que sonaba a lo aprendido, a lo clásico, a lo de siempre. Para asistir y acompañar a lo que venía, estaba llegando de la mano de su hermano Paco, del que era hermano Ramón, por el deseo de don Antonio Sánchez Pecino, cuya importancia nunca será bien valorada, nunca.
Hay un disco, que yo sepa, con 21 temas grabados por Ramón, el hermano de Paco. Acompaña a Susana y Juan Cantero, a Paco Toronjo y Curro de Utrera, a Luis de Córdoba, a Agustín el Gitano, Chocolate de Granada, Gabriel Moreno, La Sallago, Manuel Celestino y Chato de la Isla… Un elenco, verdaderamente. Mas lo importante no es la relación, es el toque. No se trata de una guitarra vacilante, temerosa. Ramón logra la guitarra exacta para el acompañamiento. Ni estorba ni disturba, es una guitarra ajustada, de la mayor calidad. Sí, estamos hablando del hermano de Paco pero el sonido de la casa no tenía exclusividad y vemos un sonido de la casa en este disco de la Phillips. Inolvidable. Como los sonidos de América que grabó con Paco de Lucía. No serían como son si el concurso de Ramón, su hermano. Como las canciones andaluzas que grabó con su hermano igualmente. Paco de Lucía las tuvo en la cabeza hasta el final de sus días, sería por algo. Y los discos de Camarón de 1971 y 1973… En definitiva, el hermano de Paco no era el genio de su hermano pero era un monumento de músico, un guitarrista infalible, con un sonido de primera, una ejecución de calidad completa. Un gran flamenco. De la Casa de los Lucia, naturalmente.
_______ Enrique Montiel
Revista Al Yazirat
Nº 28_NOV 2024
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