domingo, 5 de mayo de 2024

Calle Real / ÁNFORAS EN CAMPOSOTO

 

________ Ánforas en Camposoto

Camposoto es una palabra. Lo pienso y no encuentro mejor modo de comprimir todos sus significados. Una palabra, eso sí, polisémica a su pesar. Es como si no hubiera un Camposoto sino muchos Camposoto. Ya cuando niño (no es necesario recordar que la patria es la infancia) los padres carmelitas nos llevaban de excursión a Camposoto a los alumnos del Liceo. Se trataba de andar y, una vez allí, buscar cuarzos. El “allí”, naturalmente, era una parte de Camposoto, una pequeña parte de los predios de la ermita de San Servando y San Serván, asesinados por los romanos, nos dijeron. Entonces no sabíamos que arqueólogos aficionados habían hecho catas e incluso encontrado restos antiguos. En Camposoto. Los niños habitamos el propio mundo, es sabido. Pero había otro Camposoto prohibido a la gente, el Camposoto del Ejército de Tierra. Alambradas y vigilantes soldados armados de fusiles nos lo recordaban. Había pues una frontera artificial, como todas las fronteras, que marcaba el territorio. Digo que una muy pequeña parte era el territorio de los cuarzos, a saber si las partes de esa propiedad estaban subterráneamente unidas por un territorio de ánforas del siglo IV antes de Cristo, o los restos de un viejo caserío del siglo I o más antiguas muestras de la huella humana en Camposoto.

Es el centro de un misterio Camposoto junto al mar, en el corazón de la bahía de Cádiz de entonces, cuya geografía nos dicen que no es la misma que la de nuestros días. Tierra fértil para huertas, arbolado, factorías, tráfico comercial entre los extremos del mundo conocido. Camposoto había sido una población, al menos eso pretendían demostrar los arqueólogos de entonces buscando los restos cubiertos por la tierra, los árboles y la prohibición por el carácter militar del terreno… y de la playa de Camposoto. Ahora acaban de aparecer ánforas romanas, del siglo IV nos dicen, antes de Cristo. No es barata la arqueología, mas sí muy necesaria. Reposan o se ocultan las explicaciones y los restos humanos de quienes vivieron o murieron en esos solares. Algunos mucho más antiguos se encontraron en las cercanías de ese núcleo de cuarzos y acuartelamientos militares, como el abrazo de los amantes y de un padre y su hija, cubiertos al parecer por el césped de un campo de hockey, el resto fenicio más antiguo del territorio de la ciudad.

Todo se superpone y estratifica. Desde el cero al infinito de estos días de ahora. Lo necesario será siempre estudiar los terrenos, encontrar nuestra Dama de Elche como Cádiz encontró sus sarcófagos fenicios. De vez en cuando algo surge que nos interpela y nos impele a la acción, que es una obligación de los poderes públicos. Como las ánforas del siglo IV halladas en Camposoto.

Diario de Cádiz
Calle Real
2024 05 04_

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