_______ Esta calor
No hago bromas con el cambio climático, ninguna. Si nos dicen que esta calor tan grandísima viene de ahí, lo aceptamos. Pero vamos, hace sesenta años también la había. Esta calor, digo. Recuerdo perfectamente las siestas, las calles vacías y silenciosas, el encierro obligado hasta que se aligeraba un poco y salíamos los niños a jugar a la pelota bajo el sol declinante, el calor inalterable. Para seña de identidad, ésta. Y los cines de verano y los abanicos de las beatas, con su rítmico juego de muñecas, sus reclinatorios en propiedad y los velos de encajes negros sobre el peinado de peluquería. Y el afilador, los pregones que informaban del cambio de botellas por globos o al higo de Jerez, a los redondos y dulces, a quién le parto el higoooo… Agosto es el mes de la playa de Santibáñez o la de la Cortadura (la Casería un poquito así de pequeñito), la escalerilla del puente de Zuazo, para los niños de los 50, Camarón entre ellos; cuando venía la familia de fuera… Diario de Cádiz es un casillero de la nostalgia, un archivador de los recuerdos. FaceBook le ha copiado la sección tradicional del hace 125 años, hace 100 años, etc., sólo que para el tiempo que conserva, con el algoritmo que funciona. Pero Agosto también era el curso que venía, la cuesta arriba que no sólo empezaba en enero. Ayudaba el clima pero también vivía en San Fernando la angustia del porvenir, puede que menos angustiosa que ahora, amenazados pero menos por el mismo cambio climático, cuyo reloj estaba en marcha desde hacía millones de años…
Y está la pandemia. Sigue estando. Con frase oída a los políticos “ha venido para quedarse”. Cuestión de estar inmunizado también, como a las otras epidemias que nos diezmaron y nos hicieron sufrir. Por eso la preocupación traducida en hechos concretos, como la vacunación para la gente de más de 12 años, es una buena noticia, muy buena, que dice mucho de quienes lo han hecho posible. Sea quien sea. Tan buena que mis nietos ya están con su primera dosis puesta. Y como mis nietos, muchos de cañaíllas de este tramo de edad. Está ocurriendo en Agosto, el mes impensable que no olvidaremos, sobre todo el del año 2020, en que estuvimos encerrados y sin saber muy bien qué estaba pasando salvo el listado diario de las televisiones, los gráficos numéricos del Diario de Cádiz, las noticias de las emisoras de radio. Y el número fatal de fallecidos, las vistas aéreas de los enterramientos en Brasil, India o África. Se fueron los amigos sin que pudiéramos despedirlos, de atenazados, prohibidos que estábamos. En agosto, con similar calor y todos los otros ingredientes. Suspiro...
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