domingo, 15 de agosto de 2021

Calle Real / ESTA CALOR


_______ Esta calor

No hago bromas con el cambio climático, ninguna. Si nos dicen que esta calor tan grandísima viene de ahí, lo aceptamos. Pero vamos, hace sesenta años también la había. Esta calor, digo. Recuerdo perfectamente las siestas, las calles vacías y silenciosas, el encierro obligado hasta que se aligeraba un poco y salíamos los niños a jugar a la pelota bajo el sol declinante, el calor inalterable. Para seña de identidad, ésta. Y los cines de verano y los abanicos de las beatas, con su rítmico juego de muñecas, sus reclinatorios en propiedad y los velos de encajes negros sobre el peinado de peluquería. Y el afilador, los pregones que informaban del cambio de botellas por globos o al higo de Jerez, a los redondos y dulces, a quién le parto el higoooo… Agosto es el mes de la playa de Santibáñez o la de la Cortadura (la Casería un poquito así de pequeñito), la escalerilla del puente de Zuazo, para los niños de los 50, Camarón entre ellos; cuando venía la familia de fuera… Diario de Cádiz es un casillero de la nostalgia, un archivador de los recuerdos. FaceBook le ha copiado la sección tradicional del hace 125 años, hace 100 años, etc., sólo que para el tiempo que conserva, con el algoritmo que funciona. Pero Agosto también era el curso que venía, la cuesta arriba que no sólo empezaba en enero. Ayudaba el clima pero también vivía en San Fernando la angustia del porvenir, puede que menos angustiosa que ahora, amenazados pero menos por el mismo cambio climático, cuyo reloj estaba en marcha desde hacía millones de años… 


Y está la pandemia. Sigue estando. Con frase oída a los políticos “ha venido para quedarse”. Cuestión de estar inmunizado también, como a las otras epidemias que nos diezmaron y nos hicieron sufrir. Por eso la preocupación traducida en hechos concretos, como la vacunación para la gente de más de 12 años, es una buena noticia, muy buena, que dice mucho de quienes lo han hecho posible. Sea quien sea. Tan buena que mis nietos ya están con su primera dosis puesta. Y como mis nietos, muchos de cañaíllas de este tramo de edad. Está ocurriendo en Agosto, el mes impensable que no olvidaremos, sobre todo el del año 2020, en que estuvimos encerrados y sin saber muy bien qué estaba pasando salvo el listado diario de las televisiones, los gráficos numéricos del Diario de Cádiz, las noticias de las emisoras de radio. Y el número fatal de fallecidos, las vistas aéreas de los enterramientos en Brasil, India o África. Se fueron los amigos sin que pudiéramos despedirlos, de atenazados, prohibidos que estábamos. En agosto, con similar calor y todos los otros ingredientes.  Suspiro...

Diario de Cádiz
Calle Real
2021 08 15_



martes, 3 de agosto de 2021

El Pinsapar / LECTURAS DE AGOSTO





______ Lecturas de agosto

Será porque dicen que agosto es para leer. Pero yo había empezado mucho antes, con la extraordinaria novela de Ramón Pérez Montero Eras la noche. Me llegó un libro sorprendente de Alicia Domínguez, perturbador, La culpa la tuvo Eva. Y apareció Comentario a Virgilio, Eneida IX, 473-502, del doctor Vera Bustamante, un sabio al que admiro absolutamente. Mi hijo me trajo por esos día La anomalía, de Hervé Le Tellier, el último Premio Goncourt. Sabe que me gustan mucho Carrére, Houllebecq… Mi amigo Manuel Ramos Ortega, me dio su último publicado, Eduardo Mendoza, la paradoja de la lucidez. Es un portento este catedrático de nuestra Universidad, cómo conjuga la narrativa y el ensayo, sorprendente. Parecía que ya tenía lecturas sobradas (soy de leer lento) cuando Rosario Troncoso me da su último poemario, Tapar los espejos. Admiro mucho a Rosario Troncoso, me parece una poeta excepcional. Digo que siempre estoy picoteando en su poemario. Y conociéndola mejor, pues al mismo tiempo que tapa los espejos de su vida se desnuda completamente y nos muestras su alma dolorida y humanísima. Entonces Manuel Amaya Zulueta me da en Chiclana, con un café con churros, a donde fuimos citados Ramón Pérez Montero y yo, su novela Oloron.

Esta obra, que he venido leyendo a cachos desde hace más de veinte años, ya se ha hecho libro. Muy pocos escriben como Amaya Zulueta. Al recibir de sus manos la novela siento una especial sensación de bienestar. Todo este tiempo he tenido miedo de que finalmente no se publicara la novela del poeta gaditano de la calle Público. A disposición de todos está, pues, el libro de una noche que finalmente se ha convertido en el libro de una vida entera. En el español más rico, el español de seda de la buena literatura. En pocos días, sin embargo, recibo mi último lectura para agosto. ¿Su título? El desorden de los últimos días.

En esta relación de libros distintos, este El desorden es el que más. Su autor, Beñat Arginzoniz, es un vasco de Bilbao, poeta, narrador, psicoanalista y editor. Y camaronero, flamencófilo… Autor de un libro bellísimo sobre el cantaor al que hicimos un Museo merecido. Se trata de una suerte de Diario en donde concentra y sintetiza la vida en general, la suya -presuponemos- y la de los demás. El domingo 13 de diciembre escribió: Este amor que tú me das es la herida por la que me desangro. El lunes 14 de diciembre anotó: ¿Cómo vivir en una sociedad que detesto? No lo sé. Sólo sé que nunca más volveré a traicionar a mi corazón.

Hoy he querido hablar de gratitud.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2021 08 03_