domingo, 23 de julio de 2017

PALABRAS DE RAFAEL


Llevo tiempo queriendo decir unas palabras de Rafael. Inevitable situarme en el principio de la aventura, cuando leía los primeros libros en la habitación silenciosa de mi casa, cuando escribía los primeros renglones del oficio de escribir que ha sido mi vida. Porque inmediatamente después conocí a Rafael. Y a Juan. Digo Duarte, Rafael Duarte. Y Juan Mena. Era la generación del relevo de aquellos escritores generosos -Germán Caos, José González Barba, Antonio González Muñoz…-, unidos en sus poesías distintas, de compuerta abierta la de Mena, de fulgor inesperado la de Duarte. Y Luis Berenguer. Como el "y Sevilla" del famoso poema de Manuel Machado. La Isla era otra cosa por entonces. Y no porque casi viviéramos el estertor de los Juegos Florales, qué cosa tan antigua, sino porque la gente gustaba de los endecasílabos y los romances de rima consonante. Entonces, ya decía, Duarte era un fulgor, escribía un verso que te mataba. Automáticamente, como dijo Camarón de Curro Romero. Podía hablar del "mar de caoba del piano" como ahora ha hablado con perplejidad de las "células madres de la ternura". O del transplante de órganos de la compasión. En un poema de su último libro -Libro del vacío-, que presentó ese médico humanista y amigo, suyo y mío, llamado José Chamorro.

Rafael Duarte sabe de lo que habla aunque tenga esta cosa vallejiana de que entendamos sólo porcentajes. Como: "la combustión de todo lo sentido / reconoce las formas de matarte". O estos versos de quitarse el sombrero: "La arena es la osamenta de los siglos,/ el viento turbio y ciego de la historia,/ el adeene de la nada…".

No tengo quinientas palabras más, ni lo pretendo, para analizar el poemario de un vacío lleno de todo lo poético en la modernidad que no mira hacia lo siglos pretéritos sino a los del futuro. Rafael es como el verso de César Vallejo "¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!". Se trata del poema Hoy me gusta la vida mucho menos, que tanto gustaba a nuestro Luis Berenguer inolvidable: "Me gusta la vida enormemente/ pero, desde luego,/con mi muerte querida y mi café / y viendo los castaños frondosos de París/ y diciendo:/ Es un ojo éste, aquél: una frente ésta, aquella… Y repitiendo / ¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!/ ¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!".

"Si pudiese pensar en la totalidad de un sentimiento", escribe Rafael Duarte en su poema Manual de autodestrucción. Porque "la carne no resume sus deseos". Imposible resumir los fulgores de este Libro del vacío, última entrega del poeta singular de la Isla. Del que quería escribir lo que va confuso, lo sé, incompleto, probablemente inconexo pero lleno de mi admiración antigua. Duarte sueña los libros más que los imagina, como el torero sueña la faena del tercer toro de la tarde. Camarón fue cantaor que quiso ser torero como Duarte es poeta que quiso ser torero. Ser torero es el factor común. La vida es una faena mal hecha muchas veces, con un quite por chicuelinas escalofriante. Y una estocá sin necesidad de puntillero.

Rafael Duarte es grande, señoras y señores.

martes, 18 de julio de 2017

El Pinsapar / MITAD DE JULIO


















__________ Mitad de julio

Leo ayer que el jefe de la Policía autónoma de Cataluña, partidario de la neutralidad estricta y el respeto escrupuloso a la Legalidad constitucional española, ha cesado o dimitido. Se están dando simultáneamente dos escenarios políticos en nuestras vidas: Venezuela y Cataluña, por resumir en cada una de estas palabras los complejos procesos históricos desencadenados por una vulneración completa de las leyes vigentes en ambos territorios, una república y una autonomía de España. Afortunadamente en el caso español no se da, ni por asomo, la repugnante violencia latinoamericana, que llena de vídeos domésticos infames las redes sociales. Pero apunta maneras esta aséptica “cirugía” ya habitual de dimisiones y ceses que llegan hasta el mismo Consejo de Gobierno. El que no está al cien por cien con el “proces”, el modo de llamar al golpe de estado que pretenden dar el 1 de octubre, mejor que se haga “a un lado”, es la consigna que añadir a la amenaza no velada del cantautor de l’Estaca. No es el vídeo de diez policías golpeando a un opositor chavista salvajemente, como para matarlo, ni el Tribunal Supremo de la República, absolutamente a las órdenes de Maduro, actuando contra el Parlamento o la Fiscal General, pero sí ese caldo nacionalista e independentista en el piensan freír a todos los que se opongan al matarile del constitucionalismo y los constitucionalistas que viven dentro de esa Autonomía española.

En la mitad de otro julio hubo un golpe brutal en España. Aunque digan que muchos lo esperaban y lo sabían, lo cierto es que España se fue de vacaciones y eso determinó la vida de muchos. No me gustan los julios porque he leído muchas páginas que contaron el de 1936, lo que iba a durar nada tardó tres años de una guerra cruel, una guerra fratricida. Y cuarenta años de dictadura. La generosidad de unos y otros trajo un sistema constitucional a España, preparó un hogar para todos, holgado y cómodo, que ahora los independentistas catalanes, inopinadamente, pretenden dinamitar con un golpe anunciado. No me fío de mí mismo, ni mucho menos de la aguerrida alma española, mucho menos en esta mitad de julio en donde a punto están de sonar los cañones, los cornetines de órdenes de los generales y las descargas en los paredones de los descampados, las cunetas y las tapias traseras de los cementerios. O la variante venezolana del goteo de jóvenes asesinados por la Policía chavista y el país que fue hundido tras haber sido no hace demasiado un país portátil. También hubo una España portátil, la España del exilio y el llanto. El nacionalismo posee un gen de autodestrucción que se me escapa.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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domingo, 16 de julio de 2017

Calle Real / FLORIDO MAYO



_________ Florido mayo

El poeta Luis García Gil ha puesto un post en el muro de su Facebook sobre Alfonso Grosso, ilustrado con la bonita portada de la primera edición en la editorial Alfaguara de Florido mayo, su extraordinaria novela. Alfaguara fue la editorial de nuestro Luis Berenguer, allí se publicaron todas sus novelas, a excepción de Tamatea. Alfonso Grosso fue el más singular de un grupo de grandísimos escritores, lo ha resaltado mi buen amigo García Gil. Hubo quien los llamó “los narraluces”. Hablamos de Caballero Bonald, Quiñones, Requena, Grosso, Berenguer… Fue un momento maravilloso de la literatura protagonizado por narradores en un universo tradicionalmente comandado por poetas.

De los momentos de mi vida vividos con más emoción, el que más, fue la presentación que hizo Alfonso Grosso (y Pepe González Barba, por cierto) de Mal de piedra en El Centro Cultural de la Calle Gravina, mi primera novela, destinada a ser presentada por quien siempre tuve por maestro, el inolvidable Luis Berenguer, que había fallecido años antes, el 14 de septiembre de 1979. Da vértigo la cifra, 1979, 40 años ya…


La ciudad lo tiene en el nombre de una Biblioteca pública y lo tuvo en un premio de novela pero ya no estoy seguro de que lo mantenga, como propio que era, en la memoria viva de la ciudad. Y yo les digo a quienes algo tengan de responsabilidad en exponer su legado, que fue un grande de verdad. Rafael Duarte y Juan Mena están aquí para decirles a todos la calidad artística del autor de Marea escorada y de todas su obra. ¿Se hace una ciudad con la memoria de sus grandes hombres (y mujeres, por supuesto). Desde luego no creo que haga de otro modo. La historia es la memoria de los mejores, las grandes pasiones y desgracias con las que pintó la casa del poeta. Pues por eso hoy lo escribo, en día tan señalaíto como el de la Virgen del Carmen, nuestra Patrona: el próximo 14 de septiembre se cumplirán 38 años de la muerte de Luis Berenguer. ¿Dará tiempo para hacer el preparativo de los próximos dos años, y del futuro de quién no puede disolverse en la mala memoria de la Isla?

Se dolía el poeta Luis García Gil de lo que ocurre con Alfonso Grosso, autor de una obra literaria extraordinaria. Malos tiempos en los que no sea rinde el culto debido a los grandes, cuyas efigies están en un altar sin velas encendidas. Enderezado Camarón, o eso queremos pensar, aún queda una buena nómina de grandes a los que debíamos rendir el homenaje permanente de gratitud y respeto. Es que, por favor, ¿qué somos sin ellos, qué seríamos?

Diario de Cádiz
Calle Real
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martes, 11 de julio de 2017

El Pinsapar / PASÓ EL DÍA


________ Pasó el día…

Dicho de gallegos “pasó el día, pasó la romería”. Curioso los gallegos, son soñadores y realistas al mismo tiempo. Los de ciudad tienen muchas volutas y recovecos. Son los de las preguntas y los vericuetos. Pero no quería yo hablar de psicología sino de historia. En el sentido de la crónica. O sea, lo de ayer. El recuerdo de ayer del ayer de hace 20 años. No tiene razón el tango, veinte años son muchísimo. Tanto que algunos no habían nacido, otros tenían entre cero y quince, o sea, un recuerdo vago. Y muchos que derramaron amargas lágrimas han muerto ya. El recuerdo de cuando ETA asesinó a un chico de Ermua, concejal de su ayuntamiento por el Partido Popular. Se llamaba Miguel Ángel Blanco y socialistas, comunistas y Podemos (en San Fernando los andalucistas se abstuvieron) se han opuesto. A que una calle de la ciudad se rotule con su nombre, el nombre del hombre que paró la historia, sacó a todos de sus casas, hastiados, desesperados y furiosos; y con su muerte se enfrentó a ETA y la venció. Con su muerte cruel, atroz, despiadada. En las pupilas las imágenes repetidas de un joven sentado en un pleno, con apariencia nerviosa e inquieta, y una camilla en donde estaba a punto de expirar. La moción del PP en Jerez, Cádiz, Bilbao y San Fernando, que sepamos, no ha triunfado. Por razones idénticas y distintas, quiero pensar. Como decir que los fusilados del cuadro de Goya el dos de mayo en Madrid hubieran sido los que desengancharon los caballos de la carroza real que transportaba al Palacio de Oriente al Rey Fernando VII, un día gritando viva la libertad y poco tiempo más tarde gritando vivan las cadenas.

Pasó el día, pasó la romería. No tendrán el nombre de Miguel Ángel Blanco una calle de San Fernando, ni de Jerez, ni de Cádiz. Ni de Bilbao. Han visto detrás de la iniciativa todo lo supuestamente torvo, envenenado del Partido Popular. Una acusación de necropolítica subyacente. Estamos así. Cada día más esquivos unos de otros, desconfiados, recelosos, opuestos. Una gran parte de mi vida la gente demonizaba a la izquierda -los rojos- y ahora se demoniza a la derecha, y todo lo que pueda venir de la derecha, aunque sea poner una calle a Miguel Ángel Blanco al cumplirse el vigésimo aniversario de su muerte que nos llenó de espanto. Repugnante que se haga eso con compatriotas nuestros, se abra un foso y se profundice. No es no, ¿qué parte del no usted no entiende, partido popular? ¿Qué podemos hacer para que esa maldición bíblica no nos consuma? ¿Llegamos tarde de nuevo?

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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domingo, 9 de julio de 2017

Calle Real / UNA CALLE PARA MIGUEL ÁNGEL BLANCO




_____ Una calle para Miguel Ángel Blanco

De pronto, por el redondeo de los 20 años de aquella tarde calurosa en la que ETA nos heló el corazón una vez más, malditos sean por toda la eternidad, llevan al Pleno municipal de nuestra ciudad, que lo rechaza, una moción para que se rotule una calle de la Isla a Miguel Ángel Blanco. 

También ha ocurrido en Bilbao, Cádiz y Jerez. Se hace con los votos de Podemos y PSOE en la Isla. “Absolutamente detestable” le ha parecido al alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, que el PSOE no apoye la iniciativa de la Fundación Miguel Ángel Blanco, que ha asumido el Partido Popular. Es lo que hay. La conmoción de aquel asesinato alevoso y cruel, cuyo eco se propusieron algunos que cesara cuanto antes, conviene a algunos que siga en sordina. Cuando entonces nadie miró que fuera concejal del Partido Popular en Ermua sino que fuera un chico joven que defendía sus ideas en un ayuntamiento democráticamente. El crimen horrible lo catapultó a emblema y descubrió el verdadero rostro del terrorismo de ETA: ausencia de piedad, ausencia de humanidad, totalitarismo, xenofobia, odio, extorsión y asesinato. En nombre de la construcción de un Estado independiente y socialista: Euskadi y Libertad, que eso significaba el acrónimo de ETA. En donde no cabían, naturalmente, quienes no formaban parte del núcleo nacionalista e independentista que tenían por incuestionable. Miguel Ángel Blanco fue el suelo de una ciénaga, el ya no se puede más. La reacción popular fue espontánea, fue casi unánime. Los cobardes o prudentes, de pronto, vieron en el rostro de MAB su propio rostro y se dieron cuenta de que se habían cruzado todos los límites. En ese momento ETA empezó a perder, hasta que lo perdió todo. Por mucho que ahora pretenda vender cara su derrota.

De haber sido concejal el otro día, hubiera votado que SÍ sin duda ninguna. Y sería magnífico que para algo así la Alcaldía de San Fernando, y todas, hubieran promovido una consulta popular: ¿Desea que una calle de San Fernando lleve el nombre de Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA hace 20 años? Eso no, Podemos y PSOE se han convertido en cortafuegos de una iniciativa a la que sólo le veo un fallo, porque soy ingenuo, el fallo de no haberse negociado mucho antes para que hubiera sido una iniciativa de los partidos, de la mayoría de los partidos. Y no esta cosa que puede parecer (digo puede, atención) que se hace para volver a dividir en buenos y malos a los representantes políticos. Es que Miguel Ángel Blanco no es solo otro asesinato de ETA, es un símbolo de la resistencia democrática en el País Vasco, es el asesinado que les quitó la capucha a los asesinos, mostrando el verdadero rostro de la barbarie.

No me he enfadado siquiera, sólo he sentido una tristeza enorme, enorme…

Diario de Cádiz
Calle Real
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martes, 4 de julio de 2017

El Pinsapar / CONTRA MONTORO

 

_______ Contra Montoro

¿La historia del cazador cazado? Suenan los cuernos de la montería. Los tiradores están desde hace tiempo en el aguardo. La batida trae a la gran pieza a la ladera del monte, lo tac de la umbría. Buenas escopetas, algún rifle con mira telescópica. Y de la otra orilla del telediario llega, al parecer, Soria con un cuchillo entre los dientes. De monte. 

Estaba Rato, al que uno de los hombres de Montoro puso la mano en la nuca al meterlo en el coche detenido. Uff, difícil de perdonar. Y el Tribunal Supremo, que le ha dado un revolcón gordo. Además de llamarle la atención. A saber cuántos más. Digo en todo lo que se mueve. Lo sabe el sardónico, muy envejecido por la Hacienda española. Ya van claramente a por él. ¿Le dirá al presidente que le dé puerta, salir con la mayor dignidad posible? Es que está en la parrilla, esta cosa de vuelta y vuelta en donde algunos se han chamuscado hasta los huesos.

Sí, sí, Montoro tiene mucho más que la lista Falciani, que es secreta pero no imposible de publicar en todo o en parte. Eso es un contrapeso por si se pasan de frenada, pero se huele la sangre. La madre de Soria era una línea infranqueable, como en efecto fue. Pero tuvo sus contraindicaciones. Y no sabemos todas las líneas infranqueables que se han cruzado o amagado. Eso deja cicatrices. Y encanece mucho, o hace que a uno se le caiga el pelo.

Se trata de que ya “la audiencia” quiere la lista de los amnistiados, los que tenían las fortunas en los paraísos fiscales o no, tenían el dinero fuera y no dentro. Y Montoro les dio un blanqueo de lujo por un módico precio. Es comprensible, lo de “la audiencia”, que paga por todo. Y nadie le da un poquito de por favor, al contrario, llegan esos hombres inexpugnables y ponen las multas, hacen las paralelas, escudriñan cuatro años y te dejan sin resuello. Frente a los que han pagado por un poco, o un poco en definitiva. ¿Quiénes son? La existencia de los hechos y la inexistencia de los susodichos es un frente amplio. Y las circunstancias particulares, claro. De ahí la cacería (palabra de creación andaluza, por cierto). Sin ser Rambo Montoro, va pulcro siempre y con corbata, ni camuflaje ni más armamento que una maleta de Ministro de Hacienda. Que es un arsenal si bien se mira pero tiene dentro una oquedad secreta y no depende de la mano que la empuña sino de la mano que lo nombra. ¿Aguantará el astuto? Demasiadas escopetas, me temo. Y este calor.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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domingo, 2 de julio de 2017

El Pinsapar / YA ES JULIO

📷Victoria Iglesias_


____________ Ya es julio

Algunos días muy fríos de enero pensaba en julio. Algunos años -recuerdo- julio era el mes caluroso del verano, ya agosto todo se iba dulcificando. O sea, al revés de la idea que tenemos del mes final del verano. Es como noviembre, noviembre es mitad verano, con gentes en el agua de las playas, y de pronto llega el frío y la lluvia. Como a la mitad si no exactamente a la mitad. Uno está bien y de pronto no está bien, o está francamente mal. ¿Pero uno qué es, un pueblo, una familia, una sociedad? ¿Cómo nos encaminamos al final del verano, cómo veremos llegar el otoño?

Hoy es un día de pensar mucho, hace 25 años murió en Badalona José Monje Cruz. Fue un estupor general. En la Isla, en toda la geografía sentimental de España. No tenía 42 años. Días después, bajo un sol tórrido, le dieron sepultura en un hueco hecho la noche antes para que descansara entre nosotros toda la eternidad. Dijo César Vallejo: Al fin de la batalla,/ y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre / y le dijo: “No mueras, te amo tanto!”/ Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Eso ocurrió en aquel julio. Un hombre se acercó a la fosa abierta en donde acaban de poner el ataúd con el cuerpo exánime de Camarón. Y le gritó “¡Camarón, no te vayas!” Era un gitano con una camisa negra hecha jirones. Yo estaba allí, lo vi en medio de un temblor y una emoción indescriptible.


El poema de César Vallejo se llama Masa y tiene que ver mucho con la eterna verdad de lo que somos. Por lo que fue un hombre gritando a un muerto que no muriera, pero que seguía muriendo, se convirtió en otros dos, en veinte, en cien, mil, quinientos mil clamando... ¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte! Incluso lo rodearon millones de individuos con el ruego común de quédate, hermano, pero el cadáver siguió muriendo. Mas entonces, todos los hombres de la tierra lo rodearon, fue cuando los vio el cadáver triste, emocionado… incorporóse lentamente / abrazó al primer hombre; echóse a andar…

Veo San Fernando como esa multitud llamada todos los hombres de la tierra que se acercan al cadáver del hombre muerto y lo rodean y se entristece tanto el cadáver que se incorpora, abraza al primer hombre, y se echa a andar. Y no sólo por el cadáver de Camarón, que nunca se juntó una multitud para un Museo o para el nombre de un parque, hasta estos días, sino la propia ciudad ayuna de ser rodeada por todos para avanzar, ponerse en pie y afrontar los problemas cotidianos.

No pierdo nunca la esperanza.

Diario de Cádeiz
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