_________ Florido mayo
El poeta Luis García Gil ha puesto un post en el muro de su Facebook sobre Alfonso Grosso, ilustrado con la bonita portada de la primera edición en la editorial Alfaguara de Florido mayo, su extraordinaria novela. Alfaguara fue la editorial de nuestro Luis Berenguer, allí se publicaron todas sus novelas, a excepción de Tamatea. Alfonso Grosso fue el más singular de un grupo de grandísimos escritores, lo ha resaltado mi buen amigo García Gil. Hubo quien los llamó “los narraluces”. Hablamos de Caballero Bonald, Quiñones, Requena, Grosso, Berenguer… Fue un momento maravilloso de la literatura protagonizado por narradores en un universo tradicionalmente comandado por poetas.
De los momentos de mi vida vividos con más emoción, el que más, fue la presentación que hizo Alfonso Grosso (y Pepe González Barba, por cierto) de Mal de piedra en El Centro Cultural de la Calle Gravina, mi primera novela, destinada a ser presentada por quien siempre tuve por maestro, el inolvidable Luis Berenguer, que había fallecido años antes, el 14 de septiembre de 1979. Da vértigo la cifra, 1979, 40 años ya…
La ciudad lo tiene en el nombre de una Biblioteca pública y lo tuvo en un premio de novela pero ya no estoy seguro de que lo mantenga, como propio que era, en la memoria viva de la ciudad. Y yo les digo a quienes algo tengan de responsabilidad en exponer su legado, que fue un grande de verdad. Rafael Duarte y Juan Mena están aquí para decirles a todos la calidad artística del autor de Marea escorada y de todas su obra. ¿Se hace una ciudad con la memoria de sus grandes hombres (y mujeres, por supuesto). Desde luego no creo que haga de otro modo. La historia es la memoria de los mejores, las grandes pasiones y desgracias con las que pintó la casa del poeta. Pues por eso hoy lo escribo, en día tan señalaíto como el de la Virgen del Carmen, nuestra Patrona: el próximo 14 de septiembre se cumplirán 38 años de la muerte de Luis Berenguer. ¿Dará tiempo para hacer el preparativo de los próximos dos años, y del futuro de quién no puede disolverse en la mala memoria de la Isla?
Se dolía el poeta Luis García Gil de lo que ocurre con Alfonso Grosso, autor de una obra literaria extraordinaria. Malos tiempos en los que no sea rinde el culto debido a los grandes, cuyas efigies están en un altar sin velas encendidas. Enderezado Camarón, o eso queremos pensar, aún queda una buena nómina de grandes a los que debíamos rendir el homenaje permanente de gratitud y respeto. Es que, por favor, ¿qué somos sin ellos, qué seríamos?
Diario de Cádiz
Calle Real
2017 07 16_
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