______ Puerta del Mar
Si de pronto se diera un apagón completo que nos hiciera obligatorio mirar la cercanía, un mundo nuevo casi irreconocible aparecerían ante nuestros ojos. A modo de ejemplo podría ser el Hospital Universitario Puerta del Mar. Parece ser que ha habido un desencuentro entre un tal Pina, que manda mucho en el fútbol, y el presidente del Cádiz, Vizcaíno. Cuando ves con cuánta diligencia y cuidado anotan tu ingreso en el centro hospitalario, ni te acuerdas de que Pina es un obseso del Cádiz, es más, no entiendes bien qué puede significar. Es que la inmersión está a punto de producirse, vas a formar parte de una ciudad distinta de batas verdes, de batas blancas y azules, de hombres y mujeres solícitos que te van a sonreír, a pinchar, te van a mirar con mucha ternura e, incluso, te dormirán tan profundamente que cuando despiertes algo en ti ya no será igual. Entonces, aunque te esfuerces, Artur Mas sigue siendo ese político anti político que quiere destruir la unidad de España, llevar las naves contra las rocas, ser un Hamelín tóxico. No merecerá la pena, como un reloj alguien llega y te toma la temperatura, y la anota en un papel en el Puerta del Mar, estoy diciendo. Es un ejército coordinado, una infantería que apenas tiene tiempo de -yo creo- reflexionar sobre la marea humana que se acerca a Europa con lo poco que han podido, casi con los hijos pequeños en los brazos para los que no quieren la guerra, con todas sus secuelas, esa que decía el poeta que odiaban las madres porque entigrecía a los hombres. En esta ciudad presurosa en la que te pinchan en la barriga cada día, y te extraen sangre en la que te encuentran si estas bueno, o necesitas mejorar, la gente que te aprecia acude por las tardes para desearte -de corazón- todo lo bueno, y los tuyos más tuyos se sientan en silencio en unas zonas determinadas a la espera de que alguien con mascarilla recién quitada les diga que todo ha salido divinamente. Y los otros tuyos tan tuyos también aguardan con el tiempo detenido en Londres, y en vaya usted a saber, la llamada telefónica que les haga respirar aliviados. Todo sucede en el aire del Hospital Puerta del Mar. Digo los rostros que sonríen, digo tantas mujeres diligentes y eficientes, la médica asignada, los médicos, quienes te transportan por un dédalo desconocido con esa cosa que tiene Cádiz, cuando es de todo el arte.
Nada importante, absolutamente nada importante, se produce entonces fuera de los muros y ventanas del Hospital Puerta del Mar, sino esta gratitud cósmica que siento.
Diario de Cádiz
El Pinsapar
2015 09 15_
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