______ Esto es Cádiz
El Flamenco sigue siendo un lenguaje de sobreentendidos. Una gestual, que se dice modernamente. Así un día me vi a mí mismo hablando de Manolo Vargas con estas palabras: Nadie ha cantado mejor por Cádiz que Manolo Vargas. Como quiera que mi interlocutor diera por bueno el argumento, guardé silencio y respiré. Volvió a ocurrir algo parecido cuando murió el gran Chano Lobato. Se lo dije a Mariana Cornejo: Quedas tú, Mariana, el Cante de Cádiz eres tú. Me tranquilizó mucho Faustino Núñez, un verdadero conocedor del flamenco. Me refiero a este modo de abordar el hecho estético individual de los artistas flamencos. Una noche me preguntó directamente: ¿Sabes por qué Camarón de la Isla cantaba tan bien? Yo pensaba la respuesta pero él mismo la dijo: Porque era de La Isla. Es que hay una genealogía en el flamenco por la vía del tren de Juan Talega. La de Cádiz, con su Isla, viene del Mellizo y el Viejo de la Isla. Y es mítica en el sentido de que el evangelio flamenco de estos artistas creadores nos llega por sus discípulos, por aquellos que “hacían” las malagueñas del Mellizo o las seguiriyas del Viejo de la Isla, no por las inexistentes grabaciones. Y todas las cantiñas y las formas de abordar los cantes que irían cristalizando en Pericón, Aurelio Sellés, El Flecha, los Vargas, Donday, La Perla, Chano, Beni de Cádiz, Juan Villar, Mariana Cornejo...
Es por lo que sentí una gran orfandad cuando murió Mariana Cornejo, una inmensa tristeza. Por su alegría, por su cante lleno de ecos antiguos y melismas mágicos. Y es por esto por lo que no sé cómo agradecerle a David Palomar que haya tomado el testigo, haya devuelto a Cádiz su cante primigenio, su brillo cegador, su sello, su aire y todos los sobreentendidos que sean necesarios hacer para que me comprendan, para que no duden de que David Palomar es Cádiz, tan joven es Cádiz, tan flamenco es Cádiz, tan inteligente, pícaro, honrado y lleno de gracia y de sal, con todos los tópicos dentro y todas las verdades es Cádiz.
Uno de los cabales que más respeto del Flamenco y la Palabra, Javier Osuna, ha descrito lo que mejor no se puede a este cantaor cuya talla ya es tan alta como el Pirulí de la playa: “El cante de David es poroso como la piedra ostionera y en cada sedimento es posible reconocer desde los ecos de Juan Villar, haciendo tercios del Mellizo y Paquirri en la soleá, a contemplar al Viejo de la Isla invocando al “hospitalito” y la camita hecha de los Melu. Hay cierto dominio escénico del Beni, que convive con la poesía de Alfonso de Gaspar y “muere” con El Niño del Mentidero”. Yo quería decirlo sin las palabras del doctorado que habla Osuna, quería decirlo como empecé diciendo: David Palomar es Cádiz. El de ayer, el de hoy. El de mañana.
¿Está dicho todo?
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