________ 250 años
Cuando llegaron a La Isla, antes de 1760, traían una experiencia de 150 años de enseñanza. Si tenemos en cuenta que hasta la Constitución de 1812 no se establece en un cuerpo legislativo fundamental que en todos los municipios de España, por pequeños que fueran, habría una escuela donde se enseñara a contar, leer y rezar, y que las monjas de la enseñanza, como se llamaron las religiosas de la Compañía de María, gracias al impulso de santa Juana de Lestonac, lo hacían desde dos siglos antes de esa fecha, podemos hacernos una idea cabal del inmenso mérito de una fundación religiosa excepcional en la historia de nuestra ciudad. No es sólo esto, es que la labor educadora y de instrucción de las Madres de la Compañía de María se centraba con exclusividad en las niñas. Pobres y pudientes. En las niñas.
Fue una parte de la magnífica conferencia pronunciada el pasado miércoles en el salón de actos del Colegio de la Compañía de María de nuestra ciudad, que en 2010 celebrará un cuarto de siglo de labor casi ininterrumpida en La Isla, por la M. Manuela Urra Olazábal, Archivera General de la Orden, con destino en Roma, donostiarra, rigurosa historiadora y persona ciertamente competente y amable. Fuimos decenas de asistentes a la interesante jornada, completada con un brillante recital de la Coral San Fernando, que por cierto va cumpliendo decenios ya en nuestra ciudad de colaboración desinteresada y magnífico servicio a la cultura de la La Isla, en especial a la difusión de la polifonía y la música en general. Decenas y decenas de personas que conocimos noticias de aquella vieja Isla que era Cádiz, espacio de recreo de las pudientes familias burguesas gaditanas dedicadas al comercio con Ultramar. Como Manuel de Arriaga, esposo de Mariana de Arteaga, benefactores de una fundación cuya vida llega a nuestros días en el colegio de la Compañía de María de nuestros días.
Vascongados de nación familiar (aunque Mariana de Arteaga ya había nacido precisamente en La Isla), los Arriaga-Arteaga, matrimonio pío, sin hijos, muy adinerados, pusieron los cimientos del actual colegio isleño al recibir en su casa a las llamadas familiarmente por la historiadora "las monjas de Tudela", seis religiosas de la Enseñanza, con la M. Aperregui al frente, que vinieron a Cádiz desde la ciudad navarra para embarcar con destino a México pero que acabaron levantando el edificio espléndido de nuestra calle Real. Lo emocionante de santa Juana de Lestonac y las religiosas de la enseñaza, por ella creada, es la educación de las niñas, la exclusiva educación de las niñas en épocas un poco tenebrosas, por cierto.
Difícil de resumir 250 años en menos de 500 palabras. Pero no decir que el San Fernando actual deberá estar a la altura de las circunstancias en este aniversario. Algo ciertamente insólito, de verdad.
Diario de Cádiz
Calle Real
2009 11 22_
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