Se aprende en la infancia. Digo que se adquiere en la infancia: la fugacidad, el sentido de la fulminación del tiempo que pasa en la Semana Santa. Y no ya la Semana Santa que empieza el Domingo de Ramos con la Procesión de Palmas y termina con el Resucitado. No. Empieza mucho antes, como si quisiéramos que no fuera tan deprisa esta disolución, esta carrera de la edad. Un año más, de nuevo, todo se ha consumado. Con un paréntesis de dos días -de agua, de frío- que hizo que brotaran las lágrimas de quienes ponen su ilusión en lo incomparable, mágico y fugaz -pese a de lo eterno que se trata la metáfora. Hoy Cristo ha resucitado. Desde ayer suenan los Aleluyas. Empezamos a caminar, a llevar cada cual su cruz en la que seremos crucificados para resucitar según nuestra fe. Pero al misterio le hemos puesto alegría los andaluces, digo la primavera de azahar y noches claras; digo la música que suena de clarines, el retumbar de los tambores, el dulce murmullo de olas lejanas de las flautas. Y la conmoción inevitable de la saeta. Es Cristo quien pasa, es su Madre. Van al Calvario. Con la cruz, en la cruz, atado a la columna, prendido, derribado. Y su Madre. Detrás. Desconsolada. Las madres siempre van detrás con desconsuelo...
Mañana empieza la Pascua de la Resurrección. Mañana lunes. Queda este hoy fulminante con sol, esta aceleración inenarrable del Domingo en que principió la fe y se anunció el verdadero milagro, más que ningún otro: Morimos con Cristo para resucitar con Cristo. En espíritu y verdad. Lo escribió el apóstol Pablo en Romanos. No hay misterio mayor.
Hello. This post is likeable, and your blog is very interesting, congratulations :-). I will add in my blogroll =). If possible gives a last there on my blog, it is about the Wireless, I hope you enjoy. The address is http://wireless-brasil.blogspot.com. A hug.
ResponderEliminar