_____ José Macías Martín
No conocí la Isla de los 40, vengo a nacer en 1951. No obstante, aquella ciudad a la que sigo unido por un amor completo se entreveía en la década siguiente. Verdaderamente algunos días mi mirada sobre el pueblo me daba la impresión de que llegaba a los años 30, incluso más atrás. Una gran nostalgia sentía por no haber podido vivir aquella ciudad, la ciudad siempre anterior de las postales sepias de los Quijano o Márquez Zarco. Por eso, conocer de primera mano a una persona que en 1942 intentara conseguir un hábito penitencial para hacer la procesión de la semana santa de aquel año duro de nuestra historia nacional, es un dato emocionante. Aquel niño de 1942 se llamaba José Macías Martín.
Y sería al año siguiente cuando lograría cumplir su deseo, vestir la túnica de Afligidos. Junto a su hermano Juan. Fueron muchos niños los que lograron su sueño. Lo digo porque finalizando los 50 también había una gran demanda de túnicas blancas de Afligidos, y los niños de mi edad atravesaban el manchón de Madariaga para preguntar en el almacén de la Cofradía si había túnicas. Afligidos era una hermandad de estudiantes y por eso así era denominada también. Mas no es mi intención hacer una breve síntesis histórica de la Hermandad de Afligidos y Amargura sino decir la extraordinaria noticia digna de los Guinness World Records: José Macías Martín volverá a vestir la túnica de su querida cofradía el próximo Lunes Santo. Sí, quiero decir que serán 75 años ininterrumpidos los que habrá vivido dentro de su túnica penitencial este, por otro lado, grandísimo cañaílla. Ya el sólo hecho nos envía señales providenciales. Año tras año todo contribuyó al mantenimiento de la primera ilusión que puede que algunos no alcancen a comprender pero que tiene una lógica interna absoluta. Deberemos enlazarla con la temprana fecha -1942 y 1943- y un verdadero amor a las Hermandades y Cofradías, todas, a las que ha dedicado su esfuerzo, su tiempo, su vida casi. Y a la Iglesia Católica, naturalmente. Con un desprendimiento que nadie me desmentirá.
Cambiaron los tiempos, la ciudad de 1942 que veíamos mirando bien desde la década siguiente, fue trayendo sosiego y progreso a sus ciudadanos. El movimiento cofrade siguió creciendo. Aquellos niños se hicieron hombres y mantuvieron la fe y el amor a las sagradas imágenes devocionales de su infancia y juventud. José Macías Martín es el ejemplo.
Cuando mañana se vista en presencia de los suyos y en el recuerdo de su hermano Juan, la historia de la ciudad pasará delante de sus ojos. ¿Cómo se agradece a Dios este privilegio?
Diario de Cádiz
Calle Real
2025 03 25_
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