miércoles, 25 de mayo de 2016

EL PENSAMIENTO DE CERVANTES



EL PENSAMIENTO DE CERVANTES


La Revista de Filología Hispánica publicó en 1925 la primera edición de ‘El Pensamiento de Cervantes’, obra cumbre de Américo Castro. Se la dedicó a don Ramón Menéndez Pidal con motivo de su XXV año de profesorado universitario. Dos figuras esenciales de la Filología española, don Ramón y don Américo, se unían así en el estudio de uno de los asuntos más interesantes y a menudo controvertidos del autor de Don Quijote, su pensamiento.

Ni se me ha ocurrido resumir en los pocos minutos de mi intervención aquí, que consiste en reflejar el deseo de la Academia de rendir homenaje a Miguel de Cervantes en el cuarto centenario de su muerte, un asunto de tan prolija complejidad como lo que pensaba Cervantes sobre la realidad de su tiempo y sobre la construcción de su propia obra.

Hoy nadie duda de que cada novela encierra en sus páginas una teoría personal de la novela, de los modos de construcción, de su filosofía, de su pensamiento en suma. Imaginemos pues a nuestro Cervantes, por muy rápido que escribiese, que al parecer así lo hacía, dejando pistas de sus pensamientos entre las páginas de su Ingenioso Hidalgo y el conjunto de su obra. Traigo un solo ejemplo pues no dispongo del tiempo necesario. Se trata del soneto que cierra el prólogo de la primera parte del Quijote, la publicada en 1605. En este soneto dialogan Babieca y Rocinante, los rocines de la obra inmortal. Ya el que dos rocines hablen, y discurran como lo hacen aquí, es muy interesante, como observarán enseguida.


B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.
B. Andad, señor, que estáis muy mal criado,
    pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
   ¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.
B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no como.
B. Quejaos del escudero. R. No es bastante.
   ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
   si el amo y escudero o mayordomo
   son tan rocines como Rocinante?


El soneto da pie a pensar lo que se avecina en la lectura de un libro sobre el que se han escrito centenares que no han cerrado con candado el trenzado de un pensar que cabalgó entre dos siglos cruciales de nuestra historia nacional.

En El Pensamiento de Cervantes, Américo Castro, registró la armonía y la disonancia, lo universal poético y lo particular histórico, lo verosímil, el racionalismo, el punto de vista en los personajes, el sentido crítico, el engaño a los ojos, la crítica de la realidad, la astrología y la hechicería, la doctrina del error, la edad de oro, lo pastoril, los refranes, la lengua vulgar, la justicia, el vulgo y el sabio, las armas y las letras, los españoles, lo picaresco, la contrarreforma, la ortodoxia como alarde, la tolerancia y la intolerancia, el honor… No es de extrañar que sobre estos y otros extremos se haya producido tan copiosa producción y proliferado la figura del cervantista. Yo no soy esa persona, sencillamente me considero alguien que siempre se ha maravillado de un autor llamado Miguel de Cervantes y una obra extraordinaria que tiene por cima al Ingenioso Hidalgo.

Muchas gracias.

________ Texto de Homenaje a Miguel de Cervantes con motivo del cuarto centenario de su muerte. Leído en la Real Academia de San Romualdo el día 17 de mayo de 2016.

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