martes, 29 de septiembre de 2015

LA ESPAÑA DE BORGES



















Más allá de los símbolos,
más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,
más allá de la aberración del gramático
que ve en la historia del hidalgo
que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,
no una amistad y una alegría
sino un herbario de arcaísmos y un refranero,
estás, España silenciosa, en nosotros.
España del bisonte, que moriría
por el hierro o el rifle,
en las praderas del ocaso, en Montana,
España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,
España del íbero, del celta, del cartaginés y de Roma,
España de los duros visigodos,
de estirpe escandinava,
que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,
pastor de pueblos,
España del Islam, de la cábala
y de la Noche Oscura del Alma,
España de los inquisidores,
que padecieron el destino de ser verdugos
y hubieran podido ser mártires,
España de la larga aventura
que descifró los mares y redujo crueles imperios
y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
en este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
no la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
podemos profesar otros amores,
podemos olvidarte
como olvidamos nuestro propio pasado,
porque inseparablemente estás en nosotros,
en los íntimos hábitos de la sangre,
en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
incesante y fatal.

España_
Jorge Luis Borges

domingo, 27 de septiembre de 2015

Calle Real /EN EL BALCÓN






















___________ En el balcón

Anoche puse la bandera de España en mi balcón. Para que amaneciera puesta. Hoy es un día muy importante, los españoles nos jugamos mucho en esta lotería de la maldad y de la mentira que se juega en Cataluña. Porque todos los premios van a caer sobre nuestras cabezas, salvo que no toque a nadie. Y aun así.

Sí, comprendo que no acometo un acto heroico sino simbólico. Un acto heroico hubiera sido formar parte de una gran manifestación de muchos millones de españoles por las grandes avenidas de Barcelona tras una pancarta que dijera: ¡Cataluña, te amo tanto! Millones de españoles como en el poema de César Vallejo: Al fin de la batalla, /y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre / y le dijo: "No mueras, te amo tanto!" / Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. El poeta peruano lo escribió en 1937, meses antes de morir, en París, con aguacero. César Vallejo puede que haya sido uno de los herederos de aquella España de ambos hemisferios recogida en la Constitución de 1812, que más ha amado a España, la Madre Patria. Y autor de otro poema emocionante, que rezaba: …si la madre / España cae -digo, es un decir- / salid niños del mundo; / id a buscarla!... Fueron sus últimos poemas, que dejó inéditos al morir en 1938. Se publicaron con el expresivo título de España aparta de mí este cáliz. Decenas de años después, sin el dramatismo de aquella terrible guerra de la que no nos hemos recuperado del todo, aunque lo pareciera, vuelve la vigencia de esta angustia del poeta. Fue muy grande en los dos últimos años de su vida, porque su amada España se desangraba, los españoles habían sido divididos y enfrentados. A muerte.




Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, /clamando: Tanto amor, y no poder nada contra la muerte! / Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Sigue el poema su discurrir en la angustia de la contemplación de la España agónica que veía el poeta: Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: "¡Quédate hermano!" / Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.



Ahora están votando como si contemplaran ese cadáver que seguía muriendo. La urna es el cadáver de España cuando la democracia -esto es, la Ley- es vulnerada, violentada y escarnecida. Sería necesario que se diera en la realidad, que hoy ocurriera lo que sucede en el poema de César Vallejo: Entonces, todos los hombres de la tierra / le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado; / incorporóse lentamente, / abrazó al primer hombre; echóse a andar!.

La bandera de España ha amanecido en mi balcón con flores. Quiero formar parte del todos los hombres de España que rodean a España moribunda para que, al vernos reunidos y emocionados, se incorpore lentamente, abrace al primer hombre y se eche a andar.

Diario de Cádiz
Calle Real 
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jueves, 24 de septiembre de 2015

CREATIVOS

Algunas veces he traído aquí portadas de discos que me han parecido extraordinariamente originales y creativas. Hoy no tengo opinión, estoy chocado con esta inesperada. No me invita a oír el disco, es evidente. No por nada, no sé, no me invita. Más bien a pensar en la banalización, que es un lugar común de lo contemporáneo. ¿Realmente el canto va de esto? Ya digo, no tengo más opinión que la perplejidad que me causa la "creación".

La diferencia es esta otra portada. Claro, así es muy fácil. Pero en esto consiste la creatividad, que debe ser un tributo que se rinde a la belleza, a la armonía. La época importa poco y hay muchos ejemplos gráficos que se podrían traer aqui. Bueno, qué tranquilo me he quedado.

Saludos.



martes, 22 de septiembre de 2015

El Pinsapar / Poema obligatorio... y tres o cuatro ríos.

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___________ Poema obligatorio

El poeta dijo: 'No amo mi patria. Su fulgor abstracto es inasible'. La afirmación ya sobrecoge. Mas inmediatamente, casi sin respirar, sobre la última nota del canto, añadió: 'Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia, montañas -y tres o cuatro ríos'. Se llamaba José Emilio Pacheco y había nacido en la Ciudad de México en 1939, donde falleció la tarde de un domingo de enero del pasado año. El poema ha ido por el viento desde que fue escrito, leído por los poetas en sus antologías personales, motivo de reflexiones infinitas, estudios y comentarios. Resumía en pocas palabras -las perfectas palabras de los poetas- su relación con México, que no amaba pero que era su patria. A todos nos puede ocurrir algo parecido con todas las patrias que habitan en nosotros. Yo no amo mi patria chica, cuyo fulgor abstracto me abstengo de definir ahora, pero daría mi vida por cierta gente, algunas figuras de su historia, paisajes, algunas noches de verano y, sobre todo, por la primera mañana que recuerdo a mi madre, al trote de sus palabras sencillas abriendo el balcón para despertarnos diciendo: Que entre la Gracia de Dios en esta casa.

Nadie hace el poema obligatorio en estos días, lo recita sin descanso por las plazas, en las radios. En Cataluña. ¿No hay cierta gente, algunos ríos, diez lugares que nos mantengan unidos aunque no nos guste ni amemos la patria que un día fue refugio de canallas y hoy sea esta amenaza sobre el Todo, este juego de ruleta rusa que puede que otros canallas estén haciendo contra nosotros desde la patria nonata? No logro imaginar a mis primos hermanos catalanes trayendo los huesos de sus padres, expulsados de una patria que le dicen ahora que no lo era. ¿Valió la pena extrañarse, partir? Les dirían: vuestra patria, esa mentira. Y les darían la espalda. Pero sería otro de los caminos por los que nos encomiendan. Los caminos que no tienen salida, que es de lo que se trata. No es decir lo que duela, tomar aire y seguir el camino. Por cierta gente, algunos ríos, figuras de nuestra historia, puertos, bosques, fortalezas… ¿Tiran de la cuerda a sabiendas, trucan todo, mienten? Pobre gente a las que encierran en el interior de sus cabezas con espejismos, con mentiras y con seguridades inexistentes.No se acabará el mundo el domingo ni amanecerá un lunes de fronda por los valles, las aldeas, los pueblos y las ciudades de España. Estará siempre el poema obligatorio.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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lunes, 21 de septiembre de 2015

AMAYA ZULUETA





Amaya Zulueta es uno de mis escritores de cabecera, un poeta de hondura insuperable, enorme sensibilidad y verdadero arte. Las palabras las lleva como el dolor, pegadas a su ser más íntimo. Ya no sé si la vida ha hecho de él el gran poeta que es o todo se simultanea para ofrecer este licor de tanta pureza. Dejo aquí uno de los últimos poemas que recibo de él. Como homenaje, como devoción.


Los esposos

Estuvimos un rato en el establo
ordeñando la vaca del rencor.

Todo el resto del ámbito se tornó duro, arisco,
dijiste: “Todo está ya muy añejo
para estas llamadas, el tiempo pasó y…,
me he podrido en la fosa que me abriste”.

Se me secó el cemento de los labios:
“¿Y los peces de amor de la memoria?
Ubi sunt?”

“Vastas arañas roen sus agallas.
Están destinados a ser tez de la tristeza.”

sábado, 19 de septiembre de 2015

Calle Real / EN TÉRMINOS DE COMPROMISO


























_______ En términos de compromiso

Los historiadores que han sabido narrar con arte y veracidad lo que fue el asedio napoleónico sobre la Isla dejaron el dibujo acabado de un tiempo decisivo. Releo. ¿Habré sabido decir lo que realmente me gustaría saber decir? Un dibujo acabado de un tiempo decisivo. Nunca hasta esos primeros días angustiosos la guerra había estado tan cerca de la Real Isla de León. Otras guerras habían dado zarpazos terribles, en Cádiz, no en la Isla. Esta vez estuvieron muy cerca las bocas negras de los cañones, las bayonetas, los fusiles. Todo el gran aparato militar de la mayor potencia europea del momento. Pero hombres decisivos lograron frenar el imparable avance francés, hombres heroicos los detuvieron. A sangre y fuego. El excepcional hecho se simultaneó con la hercúlea tarea de construir una Nación que ya existía: España. Lo iniciaron otros hombres providenciales llegados de los confines de un antiguo Imperio en donde no se ponía el sol. Y lo hicieron, lo empezaron a hacer, en un pequeño teatro de comedias, un edificio cuasi cuadrangular, de muros humiles y escenario de época. Ese modestísimo teatro cómico albergó las Cortes Constituyentes del Reino de España.
 
No hay espacio aquí para resumir siquiera lo que significó realmente las dos caras de la moneda que se fundía en la Real Isla de León, defendiendo la tierra no ocupada por los generales napoleónicos y soñando una Constitución que perseguía la felicidad de los españoles poniendo en la frente del Estado la verdad incuestionable de que España no podía ser de ninguna familia ni persona, sino de los españoles que la habitaban.

Sólo esto que digo, leído en términos de compromiso con la historia, nuestra propia historia, debería movilizarnos hacía un deber ineludible: difundir, aventar este grano que tuvo tan zigzagueante discurrir hasta ser aplastado por un sistema político, al frente del cual un Rey traidor, cruel y tóxico nos llevó a un siglo de guerras civiles. Es un trabajo de todos y creo que todos estamos dispuestos a meter el hombro para lograrlo. Sólo se requiere de un impulso unificador y una voluntad más allá de ideologías, ideas y partidos. Porque España fue la Isla, no una isla, la Real Isla de León. Y aquí se defendió su dignidad y se construyó, se intentó cuando menos, el Estatus político que se necesitaba. Y al que no se le dieron oportunidades, por cierto.
 
¿Qué habría que hacer? Con motivo del Bicentenario de aquellos días un consejero de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro, gaditano de Alcalá de los Gazules, la bellísima localidad serrana, se afanó en que el solar del heroísmo y de la sangre derramada dejara de ser una chatarrería y otras cosas digamos poco nobles. Se invirtió en un proyecto de restauración y rehabilitación de las defensas. Cinco años después no se ha terminado. Ni, por tanto, se ha podido poner al servicio de aquella efeméride. Queda casi todo por hacer. Y en términos de compromisos, Alcaldesa. Estoy seguro de que lo sabe.

Diario de Cádiz
Calle Real
 2015 09 20_

El Pinsapar / PUERTA DEL MAR



______ Puerta del Mar

Si de pronto se diera un apagón completo que nos hiciera obligatorio mirar la cercanía, un mundo nuevo casi irreconocible aparecerían ante nuestros ojos. A modo de ejemplo podría ser el Hospital Universitario Puerta del Mar. Parece ser que ha habido un desencuentro entre un tal Pina, que manda mucho en el fútbol, y el presidente del Cádiz, Vizcaíno. Cuando ves con cuánta diligencia y cuidado anotan tu ingreso en el centro hospitalario, ni te acuerdas de que Pina es un obseso del Cádiz, es más, no entiendes bien qué puede significar. Es que la inmersión está a punto de producirse, vas a formar parte de una ciudad distinta de batas verdes, de batas blancas y azules, de hombres y mujeres solícitos que te van a sonreír, a pinchar, te van a mirar con mucha ternura e, incluso, te dormirán tan profundamente que cuando despiertes algo en ti ya no será igual. Entonces, aunque te esfuerces, Artur Mas sigue siendo ese político anti político que quiere destruir la unidad de España, llevar las naves contra las rocas, ser un Hamelín tóxico. No merecerá la pena, como un reloj alguien llega y te toma la temperatura, y la anota en un papel en el Puerta del Mar, estoy diciendo. Es un ejército coordinado, una infantería que apenas tiene tiempo de -yo creo- reflexionar sobre la marea humana que se acerca a Europa con lo poco que han podido, casi con los hijos pequeños en los brazos para los que no quieren la guerra, con todas sus secuelas, esa que decía el poeta que odiaban las madres porque entigrecía a los hombres. En esta ciudad presurosa en la que te pinchan en la barriga cada día, y te extraen sangre en la que te encuentran si estas bueno, o necesitas mejorar, la gente que te aprecia acude por las tardes para desearte -de corazón- todo lo bueno, y los tuyos más tuyos se sientan en silencio en unas zonas determinadas a la espera de que alguien con mascarilla recién quitada les diga que todo ha salido divinamente. Y los otros tuyos tan tuyos también aguardan con el tiempo detenido en Londres, y en vaya usted a saber, la llamada telefónica que les haga respirar aliviados. Todo sucede en el aire del Hospital Puerta del Mar. Digo los rostros que sonríen, digo tantas mujeres diligentes y eficientes, la médica asignada, los médicos, quienes te transportan por un dédalo desconocido con esa cosa que tiene Cádiz, cuando es de todo el arte. 

Nada importante, absolutamente nada importante, se produce entonces fuera de los muros y ventanas del Hospital Puerta del Mar, sino esta gratitud cósmica que siento.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2015 09 15_