domingo, 29 de abril de 2018

Calle Real / MUJERES


______ Mujeres

En las calles de El Cairo lo vi la primera vez. De un modo nítido. Las mujeres árabes tendrían sobre sus hombros el cambio de calcetín del mundo. En Amman, en la cafetería de un Hotel de muchas estrellas, jóvenes jordanas se divertían y reían como en cualquier reunión las europeas de su nivel, alto nivel. ¿La diferencia? Sus ropas de marca estaban cubiertas por burkas negros o túnicas y pañuelos. Negros, por supuesto. Eso sí que es un choque de civilizaciones. La vida de las mujeres de un lado y otro del mundo monoteísta. Porque en Jerusalén palestinas, judías y cristianas se diferenciaban por sus atuendos, entre otras cosas. Pero ya digo, en Egipto vi claramente que el futuro de esas sociedades, digo bien, esas sociedades en su conjunto, pasaba por la revolución que ya habían empezado a hacer las mujeres. Siempre que un acontecimiento que afecta a mujeres sucede en mi cercanía, afectiva o geográfica, recuerdo a esas valientes mujeres de El Cairo y otras ciudades egipcias que rompían ostensiblemente los férreos corsés que les imponía el patriarcado desde la religión, la política o las costumbres.

Venimos también por aquí de los refranes odiosos, como el que habla de la mujer en casa y la pata quebrada. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, es sabido. Pero esto ya es un vendaval. Digo después de la sentencia del juicio a La Manada, no creo que sea necesario resumir aquí su “hazaña”. ¿Ha sido la gota que ha colmado el vaso? Hay que vaciar ya de una vez el cajón de sastre de nuestras vidas, de nuestras instituciones, nuestras ideas, nuestras actitudes. Y ordenar lo aprovechable y tirar lo desechable, lo prescindible. El caso de la joven violada (es mi opinión, contraria a los magistrados, por supuesto) en Pamplona, en los Sanfermines, debería ser el punto de no retorno, el desembarco en la nueva Normandía que eche de las playas y sus búnkeres a quienes pretenden lo que pretenden, para qué extendernos.

Se tratará de una gran labor pedagógica que debería empezar en cada hogar español, en cada barrio, ciudad, provincia, región. En toda España. Y en un repaso bien ponderado a los códigos que sancionan y definen los delitos y los crímenes. Va de grave todo esto. Y son dos los caminos que hay que tomar, en los que no caben atajos. En primer lugar una intensa, profunda y prolongada labor educativa. Y las cuestiones legales, cuanto más claras mejor. Para que no se quede el mundo parado como ha ocurrido con la sentencia a “La Manada”. Es que si no, la Humanidad se queda detenida. Hay un trecho muy grande entre Egipto y España, en lo que a la mujer se refiere, pero más grande es el que existe ente el actual y el imprescindible, el justo. Porque también aquí, sin la mujer, la sociedad se encamina a un abismo insondable. Estoy convencido.

Diario de Cádiz
Calle Real
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martes, 24 de abril de 2018

El Pinsapar / ALCALDE VALLS

 

________ Alcalde Valls

Tengo una muy querida amiga en París, catedrática de Lengua española y Literatura en la Universidad de la Sorbona. Sus padres fueron unos muy modestos emigrantes andaluces de Jerez, de Andújar. Francia se lo permitió y ella puso una voluntad de acero, un esfuerzo tremendo. Fue el caso de nuestra paisana Ana Hidalgo, que algunas veces firma Anne, la actual alcaldesa de Paris. Es el caso de Manuel Valls, más o menos. Que ha llegado lo más lejos, a presidir el Consejo de Ministros de la República. Tres españoles en París. Definitivamente franceses y profundamente españoles. Sé lo que me digo en dos de los casos, hicieron realidad antes de que se estableciera una unión europea, el espacio común que es Europa. ¿Se es donde se nace como una condena? Dos vectores se pelean siempre en estos casos que me traen al recuerdo los tres hermosos versos del gran Antonio Machado: “Mi corazón está donde ha nacido, no a la vida, al amor, cerca del Duero... ¡El muro blanco y el ciprés erguido!” El nacionalismo -político o no- es muy dado a señalar a la gente por el lugar de nacimiento. Leo en estos días de reposo Patria, la famosa novela de Fernando Aramburu, que está salpicada de “estos no son de aquí”. En Francia llegan a primeros ministros, alcaldesa de la primera ciudad de la Nación y a catedrática de una de las más prestigiosas universidades del mundo. Es lo que tiene.

Sin embargo aquí, el sólo anuncio de la posibilidad de, además de haber dejado perplejo a más de medio país, ha provocado un alud de críticas y descalificaciones que hablan muy expresivamente de lo que ha significado el golpe de audacia de Albert Rivera y sus Ciudadanos, ofrecer al ex primer ministro de Francia, Manuel Valls, encabezar la candidatura de Cs. en Barcelona. Casi facha le han llamado, si no se lo han llamado. Cuando toda su vida política la ha hecho en el Partido Socialista francés. Algo me dice que la audacia no va a pasar de eso, de audacia, aunque cuente con la aquiescencia de Valls, o sea, que no, que nada, pero por si acaso se han quedado todos con los pies colgando. El ex alcalde Trías, el que no tenía dinero en Suiza, o sí, ya no recuerdo, con un discurso realmente patético y tartamudo. Rivera pone humor a esta agria realidad nuestra de cada día. Y alegra el cotarro, crispado de pitos y de flautas.

No París, donde ya está mi paisana, pero de más de una ciudad mediana francesa quisiera yo ser candidato a su alcaldía, Perpignan mismo. El espacio común europeo, ¿recuerdan?

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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domingo, 22 de abril de 2018

Calle Real / PENSAR LA PLAYA

 _______ Pensar la playa

Ahora hay noticias de la playa. El gobierno de España por boca de su Delegado en Andalucía, nos anuncia que llegarán 2,6 millones de euros para remediar los males causados por los vendavales de abril. Siete mil euros es lo invertido para poner en funcionamiento el sendero hacia “la Punta”. Por el ayuntamiento, claro. Dos noticias sobre Camposoto, en esta semana que, si bien acaba ventosa, preludia la llegada de los aparcamientos llenos en la playa de San Fernando.

Cuando Fernando López Gil se preparaba para la conquista democrática de la Alcaldía de San Fernando, digo cuando era una persona convincente, ilusionada y cercana, o sea, antes de lo que es ahora, era muy dada a reunirse con todo tipo de colectivos y ciudadanos para escuchar sus demandas y participar de sus ideas. Además, claro está, de ofrecer sus proyectos, sus pensamientos sobre la ciudad para contrastarlo y tener más elementos de juicio. Es un momento muy bonito de la vida democrática, quienes desean gobernar se fundamentan en sus vecinos, en sus ilusiones, sus palabras, sus sueños. Pero llegó Loaiza, le ganó por unos votos y Francisco Romero, heredero de un andalucismo local que había sido detestado por López Gil y el PSOE isleño por las razones conocidas, se apresuró a pactar con el Partido Popular. Sabemos que el resultado fue la insatisfacción y la desafección de ambos dirigentes, y una política de avestruz que acabó dando el triunfo a Patricia Cavada, a la que se ofreció el andalucista Romero, condenado por las urnas a ser el jarrillo de mano del Poder en la ciudad.

Han pasado casi tres años ya de la segunda parte de esta historia. ¿Nos habría llamado López Gil para hablar de la playa de Camposoto, pensar la playa? A propósito he omitido la preposición “en”, en cierto modo sería reiterativo. Debemos pensar la playa que queremos y cómo lo logramos. Porque a un lado y otro hay dos modelos de playa con beneficios sociales para las localidades titulares que aquí no se dan. Cádiz es tradicional ya, sus balnearios tienen más de un siglo, mucho más. Es el modelo de una playa doméstica. La Barrosa es el ejemplo de la pujanza del Turismo como motor económico. La playa ha modificado la ciudad, la ha hecho próspera, importante. La ha lanzado, ha colocado a Chiclana en el mundo. ¿Nosotros? Tenemos una playa virgen, digo local. El beneficio es casi privativo de los vecinos. Porque detrás de la arena está el Parque Natural. Y las instalaciones militares de Camposoto. Por eso hay que echar una pensada, que se dice ahora. Pararse a buscar las ideas oportunas. Para invertir más dinero en senderos, más millones de la Junta en hacer una playa con todos los atractivos. En la playa como en todo de la ciudad no cabe más que sumar.

Diario de Cádiz
Calle Real
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martes, 17 de abril de 2018

El Pinsapar / EL VIDEO DE ALGECIRAS





______ El video de Algeciras

Seguro que lo has visto. Todas las televisiones, la web de los Diarios de nuestro Grupo Joly, otros han pasado el vídeo de Algeciras. En blanco y negro. Varias veces. 

El que muestra que una mujer confiada llega al portal de su casa cuando recibe un golpe tremendo de alguien por la espalda, alguien que sigue golpeándola hasta derribarla y arrebatarle el bolso. Cuando lo vi por vez primera te aseguro que no pensé en el sistema penitenciario, no pensé que un tipo que llega a ese extremo de violencia contra una mujer inocente que abre el portal de su vivienda vaya a ser redimido con el ‘buenísmo’ social. Lástima de vídeo inexistente en la causa que se juzga estos días de esos tres que se liaron a golpes contra guardias civiles y sus novias. Lástima de vídeos inexistentes de tantas acciones de violencia ejercida sobre inocentes, personas que iban tan tranquilas por la vida. Desde luego, de existir el de Pamplona, no sé qué diría la gente que se ha manifestado en favor de los tres acusados de violencia contra los guardias, para los que se pide una pena importante. O sí, lo sé, lo imagino.

Creo que he pensado como tú tras ver el vídeo de Algeciras. Hay que coger a ese criminal y meterlo en la cárcel mucho tiempo, todo lo que diga el código penal para un caso así. Que tenga tiempo suficiente para la redención de un hecho terrible. Eso lo digo porque la señora de 64 años que abría la puerta de su casa no es mi madre ni nadie de mi familia o seres queridos, es más, no la conozco, no sé nada de sus señas personales salvo la edad, 64 años. Así que mis deseos inmediatos son dos, que se restablezca totalmente de los golpes recibidos y del susto que sin duda todavía lo tiene en el cuerpo, y de que la Policía logre detener a ese agresor desalmado. Y sea juzgado, severamente. Condenado y encarcelado.

¿Cómo se podría interiorizar para siempre esa línea que marcó en el suelo del Sinaí el viejo Moisés, y que al cruzarla se vuelve al estado anterior, al modo de vivir en el que la vida no vale nada? El hombre nuevo surgiría del No Matarás, mandamiento de la Ley de Dios, pero no surge, lo vemos en las mil violencias cotidianas, en el vídeo de Algeciras, en los noticiarios de las televisiones. Surgen en el seno de una caseta de la Feria de Abril sevillana, en los bombardeos sobre Siria, en la convicción de que todo está siempre al borde de la muerte. Y la derrota.

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domingo, 15 de abril de 2018

Calle Real / POBRES


_________ Pobres

Hubo un tiempo en que en la ciudad había hambre, hambre de verdad. Hubo un tiempo triste en esta ciudad de sol y aire limpio, huertas, esteros, salinas y caños. Lo hubo, yo lo vi. Era un niño. En mis recuerdos de niño se alternan las imágenes alegres de mi casa, de la mesa del almuerzo con todos y el trajín de mi madre, de la luz que entraba por la ventana y el balcón abiertos, y los pobres que subían mi calle todos los domingos, días de guardar y patrióticos. Porque en la casa contigua a la iglesia de San Antonio, derruida, sin techos, poblada de gatos su nave con arbustos y una higuera, en lo que bien pudo ser la casa del cura, techada, en mejor estado, la señorita Antonia Márquez cocinaba para los pobres.  


Enlutada y sonriente, con una sonrisa franca, la señorita Antonia, como era conocida en la ciudad, pedía para dar de comer a los pobres. Ella lo hacía todo, pedir, cocinar, fregar. Era su obra santa, su modo de ser cristiana. Alentada por el Padre Gaona, párroco de la iglesia Mayor. Quien nos pedía a los niños de la parroquia que fuéramos a ayudarla, servir los platos, recogerlos, estar con los pobres.

Como digo, esos domingos y días de guardar, que se decía, y patrióticos, el uno de abril, el 18 de julio, otros, los pobres se acercaban a San Antonio. Vestían casi todos de negro, en especial las mujeres, que me parecían muy ancianas, con sus tocas negras sobre los hombres, sus pañuelos negros sobre sus cabezas. Estos pobres no eran las otras maneras de llamar pobres a las personas. “Pobre hombre, su hijo se mató en un accidente”, se decía. “Pobre mujer, qué mala suerte ha tenido con el marido”. Y así. Digo que esos “otros” pobres no iban a San Antonio a que yo les sirviera el plato de potaje que cocinaba la señorita Antonio. 

Pero todos los pobres tenían algo en común, lograban una especie de “invisibilidad”, que se diría con palabra de hoy. Como los enfermos. De Parkinson o de cualquier otra. Hemos pasado de una invisibilidad a otra. Quienes no tienen nada no suelen dar gracias a Dios, que se decía con palabras de antes. Sencillamente no quieren mirar, no quieren ver que hay una humanidad doliente, enferma que requiere de nuestra mirada amorosa y comprensiva. Como hemos aprendido este año con motivo del Día del Parkinson. Somos una familia sobre la tierra pero parecemos la diáspora de los afectos, la ceguera de la ternura. Cuando la pobreza -de ayer, de hoy- es una línea muy delgada que de pronto culebrea por los días.

Pero somos seres para la vida, para la luz. Nuestra riqueza está en la humanidad, en la cercanía y en la mirada amorosa a quienes tienen el mal de Parkinson o se encuentran en el listado de los males. Siento mucha felicidad recordando los días de San Antonio, la señorita Antonia y aquellos pobres que volvían a sus vidas con una naranja en el bolsillo y una comida caliente cocinada con mucho amor.

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martes, 10 de abril de 2018

El Pinsapar / MODO NOVELA



______________ Modo novela

¿Los aplausos de Sevilla provocaron el espejismo? Quiero decir: ¿pensaron que el asunto del Master se había desinflado, que Cs. no se atrevería a dar otro pasito en Madrid? Lo acontecido entre la tarde sevillana y el mediodía de ayer es la novela, es el modo novela en el que se podría contar con exactitud este escándalo. No necesariamente en la clásica tercera persona ni en el modo omnisciente de la novela de XIX, en el monólogo indirecto lo haría yo, cambiando las voces, poniendo a todos a expresar el embrollo de este modo. Por ejemplo: Te has levantado hoy con esa extraña sensación en el estómago de que algo no salió bien en Sevilla, no correspondió a mi abrazo con el mismo entusiasmo, el sonido de las palmas no sonaba a buen metal. Incluso al apagar la luz de la habitación del domingo tuve la sensación de que había ganado. Un extraño malestar en la boca del estómago tuve. Algo no había salido bien, estoy segura. Encima este frío de Madrid, esta sensación de deriva, de fin de escena, ahora. Y así. Digo ahora habla Cristina Cifuentes, más tarde Mariano Rajoy, y Pedro Sánchez, Errejón, Albert Rivera. Todos los actores hablándose a sí mismos en presencia de los españoles. Con arranque de capítulo con la rotundidad de palabras parecidas a “Ordené” que se arreglara esto y me traéis esta chapuza. Me parto los cuernos trabajando por España y ni recogéis la basura ni Recursos Humanos pone en la puta calle a quien se lo merezca. Un poner de desahogo para micrófono abierto una vez acabado todo. Es que la literatura tiene esa virtualidad, se trata de la verdad de las mentiras, ¿recuerdas? La Literatura es lo que puede explicar, más o menos, todo el desbarajuste.

Es que mentir tiene esto, mientes y es muy raro que digas luego que has mentido, me tienen que matar he oído decir a algún mentiroso. Me tienen que matar. Triste el rostro de la mentira en todas su variantes. Por eso lo de las películas de cuando entonces: ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que le verdad? Porque se te cae el pelo, en expresión popular. El pelo. En ese país de películas de cines de verano llenos completamente donde se sentencia a la gente de culpable y no culpable, inocente es una palabra mayor, no está en los códigos. Ciudadanos ensaya una salida a la murciana pero hay una espada de Damocles sobre muchas cabezas y se trata de ganar algo, no perderlo todo. Para otro monólogo indirecto da el nuevo escenario, muy dramático ahora, y muy triste.

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domingo, 8 de abril de 2018

Calle Real / EL ROSARIO


_______ El Rosario

En Cádiz, hace unos días, Irene García ha presentado el proyecto de Museo de Arte Moderno en el viejo instituto de bachillerato del Rosario, en la calle San Francisco. Allí iban los cañaíllas a examinarse “de ingreso” y ejercieron muy buenos catedráticos amigos. Han pasado los años, está a la vista.

Lo digo porque lleva años cerrado, es propiedad de la Diputación y un sitio ideal para un espacio museístico por el módico precio de 3,5 millones de euros. Todos miramos a Málaga, quiero decir. No hace mucho estuve allí. Vi varios museos espectaculares, algunos privados y otros públicos, como el conocido como “de la Aduana”, sencillamente extraordinario. Que añadir a los Picasso, Thyssen, Ruso, de la Catedral, etc. Pues de esto iba, la Diputación Provincial cuenta con una pinacoteca propia de más de 300 obras, muchas de gran calidad y de muchos artistas gaditanos. Entonces, poseyendo el “contenedor” y el contenido pues nada mejor que ofrecerlo a la ciudad y a sus visitantes. Como Málaga, quiero pensar. Lo que ocurre es que se ha abierto la veda, para lo bueno y para lo malo. O sea, de aquí al 2019 que se ponen de nuevo las urnas vamos a tener una tómbola de las que ponían en la calle Arenal cuando se instalaba la feria/velada en el parque Almirante Laulhé, la tómbola de la chochona y de los mil reclamos que yo miraba embobado de niño, fascinado por la labia con micrófono que salía de un mostrador iluminado y lleno de muñecas y mil artefactos perfectamente prescindibles y casi todos inútiles.

No sé si Irene García ha vendido más humo que añadir al humo de todos esos grandes locales cerrados en Cádiz con los lemas de variadas promesas sin cumplir, no lo creo. Pero aquí se debería tomar nota dado que todavía no se ha puesto la primera piedra en el suelo contiguo a la Venta de Vargas, el lugar elegido por Romero y, me temo, Patricia Cavada para el Museo Camarón, el lugar que no gusta a los herederos del genial cantaor isleño, ni a mí. Sobre todo cuando hay, sobre todo, dos locales como el inmueble de la calle San Francisco de Cádiz, la casa de la Cruz Roja y la casa Lazaga. Lo digo sin saber muy bien si ya se trataría de un imposible pero también porque han pasado los meses, se llegó aquí la presidente de la Junta de Andalucía para bendecir con su presencia este Museo parado como un reloj de sol.

Todo se mueve a nuestro alrededor, o no, es el nuberío de este marzo lluvioso, sea Dios alabado. O el humo de la nada que se esparce desde un entendimiento de la política irresponsable y mendaz, donde la impunidad no tiene coste alguno. La Isla no es Málaga, naturalmente, como Málaga no es la Isla. Digo que allí nació Picasso y aquí Camarón. A cada uno lo suyo. Va muy por delante. Y ahora el Museo de Arte Moderno de Cádiz. Era eso.

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martes, 3 de abril de 2018

El Pinsapar / JUAN III



______ Juan III

«Majestad, por España, todo por España ¡Viva España! ¡Viva el Rey!» Incierta la fecha pero imborrable el plano. Detrás del Conde de Barcelona y de doña Mercedes, y de los reyes Juan Carlos I y Sofía junto al Príncipe de Asturias, un cuadro. Una ceremonia como íntima pero cargada de simbolismo y de emoción. Don Juan de Borbón, hijo de Rey, padre de Rey, entregaba a Juan Carlos I la Jefatura de la Casa Real, que ostentaba. En la Zarzuela. Para los monárquicos españoles, la abdicación. Porque la legitimidad monárquica es como una Ley que traspasa todas las legalidades del Estado en el tiempo. Digo en España y en todas partes donde hay o ha habido monarquías.

Hace 25 años que murió el Conde de Barcelona, sepultado en el panteón de reyes del Escorial como Juan III. Hoy, en el monasterio donde se guardan los restos de los reyes de España, Felipe VI, la reina Letizia y los reyes Juan Carlos I y Sofía, asisten a una misa funeral por el eterno descanso de su alma. El avatar de la monarquía española discurre por un cauce discreto en el que las noticias, en demasiadas ocasiones, son la quema de las imágenes de los reyes. Por España, todo por España, viva España. Y por eso España vuelve a ser algo a romper, trocear, dividir y enfrentar. Y el Rey, o la Reina, símbolos de la unidad y permanencia de la Nación el gran impedimento. Imposible reconciliar, pues, las pulsiones centrífugas, la fragmentación de lo que la historia fue uniendo, cosiendo y soldando durante cientos y cientos de años. Mientras exista una monarquía constitucional y democrática, como nuestra Monarquía española.

Un cuarto de siglo nos separa de aquellas imágenes de un Rey que llora lágrimas, del hijo que entierra a su padre. La historia de monarquía corrió pareja a la de un largo período de excepcionalidad. La guerra civil lo rompió todo y dejó heridas que todavía algunos se niegan a que cicatricen. Don Juan de Borbón quiso una monarquía de todos que no pudo realizar porque Franco se lo impidió, pero que haría su hijo Juan Carlos. Forma parte de lo que se llamó la Transición y que ahora, bautizada como la Constitución del 78, algunos se empeñan en derogar y destruir. ¿Todos saben de lo que estoy hablando? Hay demasiadas cosas que se han hecho mal, demasiadas explicaciones que no se han dado. Quizá por eso ahora, en el entendimiento de que hallamos una España débil, se ensaya de nuevo la ruptura, la secesión y la destrucción de la Nación y de la Monarquía, símbolo siempre de la unión de los españoles.

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domingo, 1 de abril de 2018

Calle Real / LOS DÍAS ANODINOS


________ Los días anodinos

Tengo para mí que hoy se cierra la semana más corta del año. Porque largo es el dolor y la tristeza, corta la alegría y la felicidad. Y hoy, con las últimas músicas y la imagen del Resucitado por las calles matinales de la Isla, se cierra la Semana Santa, esa cronología a la que tanto esfuerzo dedican muchos vecinos y a la que, en general, la ciudad participa desde las calles y plazas de la Isla. Todo empezó el viernes con la recogida de la Soledad. En mis recuerdos infantiles la Soledad, el jazmín de la cara en contraste con el manto negro del luto, cerraba la Semana Santa. Y muchos viernes santos, además, con aguaceros y recogida de los pasos apresurados. Todo empezó con palmas y niños y la entrada del Señor en Jerusalén, la popular borriquita o pollinica o todas las formas populares de resumir la estampa alegre de lo que devendría en una muerte horrenda en la cruz. Sí, los ecos de los tambores de hoy ponen el cierre definitivo a la puerta de una fe antigua, multisecular, con la que han vivido nuestros antepasados y nos han legado en herencia a nosotros. Los ecos de las trompetas y los tambores. Y la imagen del Resucitado, resumen final de nuestra fe y la que da sentido a todo. Porque se resucita en espíritu y en verdad, no lo olvidemos.

Ahora llegan las hormigas de los días anodinos, iguales, sin relieve. Los días laborables que nos conducirán -si Dios quiere- hasta el nuevo domingo de palmas y cánticos de alabanza al Hijo del Hombre. Otros serán los afanes, otros los pensamientos. Porque saltamos de fechas en fechas, en diciembre, en enero, para llegar casi compuestos al verano, que es un tiempo detenido bajo el calorón y los ventarrones. Y las noches de levante en calma o poniente suave, donde no queremos dormir por tanto goce. Vivir tiene eso, los recuerdos de los días vividos. Y las personas queridas, cercanas, inolvidadas. Hasta el olvido todo es vida, pudiéramos decir. Más hoy que conmemoramos la resurrección del Cristo y la tumba vacía. ¡Qué misterio! ¡Cuántos meterían el dedo en el costado! La imagen esplendente de hoy, en tantos pueblos de la geografía española lo muestra. Creemos que se levantó de la muerte quien murió por nosotros, para nuestra vida eterna. Están gastadas las palabras con las que hemos venidos explicando lo inexplicable, el misterio en el que, por ser seres para la vida sin recuerdo alguno de haber muerto, afrontamos el hecho silente de cada expiración.

Como la luna azul de ayer, redonda y gloriosa, estos últimos días de la Isla. Lo que venga, haya de venir, que traiga su afán anodino. Ahora estamos todos como esas melodías de clarinetes y flautas, tambores, cornetas, bombardinos, tubas, saxos y trombones. Corren por las calles, nos llaman dulcemente, nos convocan para la próxima primavera de nuestras vidas.

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