martes, 30 de enero de 2018

El Pinsapar / EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES


_____________ El resultado de las elecciones

Se lamentaba ayer Piqué de que no se estaba respetando el resultado de las elecciones. No dudo de su buena fe, de que hayan sido dicha estas palabras de buena fe. El futbolista del Barcelona no ha ocultado su catalanismo y está acostumbrado a ganar, perder o empatar partidos, más a ganar, como es sabido. Por eso entiende lo que entiende y no se le ocurre pensar que quien ganó de verdad el partido fue Inés Arrimadas. Las diferencias entre un ex convergente y un republicano de izquierdas debe ser muy grande pero les une lo más importante, o lo único importante. Que sólo une a los catalanistas de amplio espectro: la independencia. Cueste lo que cueste. En Cádiz Teófila Martínez ganó ampliamente las elecciones municipales últimas, sólo que no por mayoría absoluta. El más votado de los que querían “echar” a Teófila, trasunto casi de los catalanes independentistas, se hizo con la vara de alcalde. Muchos en Cádiz no lo entendieron, que el programa mínimo fuera echar a Teófila de la Alcaldía. ¿Lo demás? Se ha visto todo este tiempo, se está viendo ahora. Y lo que veremos cuando se acerque el final de los cuatro años. Pasa aquí y allá, en todas partes, lo que ocurre es que a los catalanes les han puesto una lente y un altavoz, y tienen una matraca. Y más de uno no lo está haciendo bien. Es que lo de ahora mismo se podría haber evitado con una segunda vuelta. Arrimadas y Puigdemont, el primero y segundo partido más votado. Y que el pueblo decida. Realmente esto sería en teoría porque Puigdemont estaría previsiblemente en la cárcel, como los principales responsables de la comisión de gravísimos delitos, un golpe de Estado, vamos.

No sé lo que habría ocurrido en una segunda vuelta entre José María González y Teófila Martínez, pero parece evidente que la elección de uno de los dos sin hipotecas es mucho mejor que lo que viene ocurriendo, que partidos distintos, diferentes ideologías y programas se ajusten con calzador en un plan de gobierno que luego no lo es. Y no se hace nada, no se cambia la ley electoral, en el sentido de su ajuste numérico ni en las segundas vueltas. Es un lastre para una mejor democracia la no existencia de una segunda vuelta. Los grandes partidos están muy cómodos con sus bolsas de votos, las subvenciones por escaños y los pactos inexplicables. Hasta que llegan estas situaciones que hacen que Piqué se lamente, nada menos, de que no se respetan “los resultados” de las elecciones. Hoy no habrá presidente en Cataluña, es el resultado.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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domingo, 28 de enero de 2018

Calle Real / AÑOS DE PALABRAS

Patronato 'Rafael estrada Arnáiz'

__________ Años de palabras

Mi padre fue al Liceo por mí, en su moto. Estaba eufórico. Mi madre había tenido a mi hermana Milagrosa. Para que llegara la primera hija, tuvo que recibir a tres varones antes, y llegó con niño también, mi hermano Rafael, el mellizo de Pilar, que lo volvió loco de alegría. Pilar era el nombre de su madre, que mi padre adoraba y que murió muy joven. Nunca se recuperó de esa pérdida. Por eso el nombre estuvo desde el primer embarazo, si era niña, Pilar. Mila fue la segunda, el número seis de una familia bien numerosa.

Este recuerdo de mi padre eufórico, feliz a más no poder, recogiéndome en la puerta del Liceo, cuando yo tendría cinco años, quizás seis, es el fragmento de la película de mi vida que recuerdo siempre en technicolor. Porque de aquella Isla, aquella España, me llegan a menudo recuerdos y películas en blanco y negro. En verdad, mi vida era el verano, el largo verano de la infancia que empezaba por mayo, cuyas mañanitas son muy dulces de dormir, y se allegaba hasta octubre, o más, que venían las primeras lluvias y los primeros fríos. En el verano iba a la huerta de Manolo a bañarme en el agua verde y fría de la alberca, a pelar las mazorcas de maíz con todos y a montarme en un jaca lenta y segura. Manolo era un gigante ante mis ojos y el hombre que fue bueno de verdad hasta el último día de su vida. Me querían como de la familia y yo pensaba que éramos de la familia porque a mi padre le llamaban padrino. Luego del verano solían llegarme las anginas, las inyecciones, los días en cama y el temor de mi madre porque siempre crecía más y no me llegaba la ropa. Empezaba el colegio, llegábamos a casa y no sé cómo, enseguida nos daban la cena y nos acostábamos. Porque muy temprano íbamos a la misa diaria y a las clases. Íbamos y veníamos andando, a remolque yo de mis hermanos mayores, quiero pensar. Pues ellos me cuidaban la larga caminata desde la calle Rosario a la plaza del Carmen.

Recuerdo vivamente las huertas, los manchones, los desfiles militares y los conciertos de la Banda de Música de la Infantería de Marina. Y la Semana Santa, que era como un rayo de luz entre las nubes del invierno lúgubre que empezaba cuando se guardaba la cabalgata de los Reyes Magos. La nostalgia es lo que siempre ha sido, el cajón de sastre de todos los recuerdos. Fueron muchos años así, hasta que me llevaron al Patronato en cuarto de bachillerato. Empezaría allí la segunda de todas las partes que está siendo mi vida. No tengo espacio para contarlo, quizá escriba otro libro.



Todo me viene de la noticia del fallecimiento de María Adela Gayoso Cancela, la señorita Gayoso. Estuvo allí, en ese Patronato en el que los muchachos, sobre todo, estudiamos el bachillerato. Junto a los otros profesores y profesoras que llenaron de recuerdos nuestras vidas… Serán recuerdos siempre, esa será nuestra gratitud, el pago a sus desvelos por nosotros, su inmortalidad.

Diario de Cádiz
Calle Real
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martes, 23 de enero de 2018

El Pinsapar / ENTRAR AL TRAPO



_______ Entrar al trapo

Viene todo tan precintado, tan hermético, tan candado que lo más fácil es entrar al trapo. La imagen de la tauromaquia es perfecta para lo que ocurre en el PP de Cádiz. Digo toro quieto, inmóvil, y torero queriendo sacarle un pase, echándole el trapo por delante. Con mucho cuidado por la arrancada. 

Es que casi nunca se sabe bien si el toro mansea o es bravo. En esto del PP de Cádiz y la elección del candidato a la alcaldía, pienso ahora, ¿quién es el toro y quién es el torero? Lo digo porque sólo veo el trapo, que están echando el trapo en las páginas de los periódicos, digitales o no, en las barras de algunos bares, en los manteles de algunos restaurantes. Y en las tertulias en general. Hay trapos que son como algunos abrazos con sonrisas, mejor no me lo des, ni la mano, que aprietas demasiado. O sea, por favor, quiéreme menos. Es que el departamento correspondiente, o el interesado, o su suegra, lanza el nombre al ruedo y ya está el toro allí. Aguardando con la cornada puesta. A las cinco en punto de la tarde en todos los relojes.

Curiosa, sin duda, la arquitectura ideológica de la decisión sobre Teófila Martínez: ella toma la decisión, el partido la aceptará/acatará. Y entonces echan al ruedo con morlaco de la opinión pública a José Manuel Cossi. O a Bruno García. ¿Quién hace las maniobras orquestales en la oscuridad? Hay supervivientes en el PP con caparazones de tortugas centenarias. Es más que una piel, más que una costra. Joder, desde principios de los 80 están y están mandando. En estas cosas, que esto es el mandar, poner a los que mandarán luego, si el pueblo quiere y los elige. El dedo siempre, trasunto de un dios pequeñito.


Estábamos en José Manuel Cossi, o Bruno García, pero en realidad estábamos en la decisión sobre Teófila Martínez y sus ganas de volver a ganar por mayoría absoluta a todos. Aunque luego le entregue la alternativa a Cossi o a Bruno García, que por cierto es un tipo estupendo. O sea, la decisión exclusiva de la alcaldesa del soterramiento y el puente de la Constitución de 1812 no es tan exclusiva, porque ya tiene en el callejón para el paseíllo a dos diestros, o uno, en estos casos mirando para otro lado, como si no fuera con ellos, con él.

Sería esto tan divertido en tiempos de democracia aburrida y estupenda… Pero no están los cuerpos para fandangos, ni el horno para bollos. 


Digo que hay demasiado por hacer, o por coser, o por guisar. No se enteran.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
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domingo, 21 de enero de 2018

Calle Real / DOS PÁJAROS DE UN TIRO









________ Dos pájaros de un tiro

Con un razonamiento elemental pero no por ello carente de lógica política, el portavoz municipal ha matado, o puede matar, dos pájaros de un tiro.

Porque refiriéndose a las graves acusaciones de José Loaiza, en carne viva todavía el robo de la Caja Municipal, sin apertura del Juicio todavía y, por lo tanto, sin depurarse las responsabilidades penales de un asunto ciertamente gravísimo, ha lanzado la red sobre un tema en extremo delicado: la existencia de presuntas irregularidades en las cuentas del Ayuntamiento de Patricia Cavada. Ernesto Diaz ha pedido la dimisión del líder popular si no demuestra que su denuncia es real, está fundamentada. Si es real y está fundamentada, el gobierno socialista debe salir inhabilitado por años. Lo cierto es que Conrado Rodríguez Ruiz estuvo rápido y veloz exigiendo las pruebas que tuviera y la presentación de la obligada denuncia ante el Juez. Así mismo convocó una reunión de portavoces, a la que Loaiza no asistió. Incomprensiblemente.


¿Qué mensaje hemos recibido los vecinos, con los “antecedentes que obran en la causa”? Buena pregunta, que diría quien no quiere responder o se toma el tiempo necesario para no dar una respuesta inconveniente. No alcanzo a comprender, en persona como Loaiza, que además es abogado, que haya anunciado tamaña denuncia de corrupción o de irregularidades muy graves, sin que haya rematado como era obligado ajustándose a Derecho. Porque se ha puesto a tiro de Podemos, con toda lógica. O lo demuestra usted o se va del Ayuntamiento, porque es muy grave y muy antidemocrático realizar acusaciones sin fundamento o francamente falsas. Y tiene toda la razón. Nos queda mucho que aprender, muchísimo. No porque todo no vale, ni mucho menos. Porque todos deben cumplir escrupulosamente el papel que le han asignado los vecinos, las leyes y, sobre todo, el buen juicio. Con rigor, escrupulosidad y honradez. Es que uno oye a algunos que te dicen que la transparencia del gobierno socialista isleño no es la exigible en un gobierno de progreso. Pero claro, resulta muy fácil incluso formular la denuncia mas no sabemos si la oposición política cuenta con los instrumentos democráticos para hacer bien su trabajo. Que no puede ser, en ningún caso, lo que denuncia el portavoz de Podemos a Loaiza sino lo necesario para evitar disfunciones, hacer inviable las irregularidades y defender la legalidad y las buenas prácticas. Así que imagino que Podemos no se va a olvidar de la grave acusación de Loaiza ni de lo que se deduzca de ella, sobre todo si está bien fundamentada y puede demostrarse.

No hacemos por llevarnos bien, no logramos crear un clima verdaderamente democrático, de colaboración. En el que el bien a proteger sea el dinero público, la transparencia democrática y el futuro que un día soñamos. Sí, una reflexión triste.

Diario de Cádiz
Calle Real
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martes, 9 de enero de 2018

El Pinsapar / EL CÁDIZ VACÍO

 

_______ El Cádiz Vacío

La sierra de Cádiz se ha despoblado en la última década. El gran Pedro Ingelmo ha resumido la situación con un titular para no olvidar en su reportaje de ayer en estas páginas: “La Sierra: el Cádiz vacío”. Porque hablamos de 2.377 vecinos menos. Hay una razón biológica fundamental, nacen menos niños y los ancianos se van muriendo. Pero no es, ni puede ser, la razón última. Algo no hacemos bien. Por la costumbre de vivir de espaldas. De espaldas al mar, un tiempo. De espaldas a este paraíso que proclamamos y que se llama Sierra de Cádiz. Un paraíso al alcance de la mano. Una hora de viaje, poco más, desde la periferia de la provincia. Menos desde la Janda. La Sierra es lo central, lo más alto de esta provincia tan rica de paisajes, de culturas. Puerta sur de España, puerta de Europa. Pero atención a la fría estadística. Escribe Pedro Ingelmo que el censo de la Sierra en 1998 era de 111.007 habitantes. Hoy ha subido la cifra hasta los insignificantes 111.128. Toma a la ciudad de Cádiz como medida para afirmar, con toda razón, que la capital de la provincia, con 12 kilómetros cuadrados, tiene más habitantes que un espacio de 2000 kilómetros cuadrados, la superficie de la Sierra de su nombre. Es una de las magnitudes que se pueden comparar. Y sin embargo sabemos que en las montañas cercanas hay un futuro indomeñable, un futuro de prosperidad, empleo y felicidad. Similar al que ya se produce en muchos otros lugares de España. Porque volvemos a los pueblos despoblados, retornamos a ese lugar que ya cantara el poeta latino en su Beatas ille, feliz aquel que alejado de los negocios ara los campos paternos. Como en otro tiempo los mortales. Nunca nada es lo mismo pero nos ronda el eterno retorno. Porque nos negamos a dar por hecha la catástrofe de la destrucción del Paraíso. Y nuestro paraíso es la Sierra, esas montañas azules desde las bahías, por las que resbala el agua que bebemos y se limpia el aire que envenenamos.

Desde abajo hacia arriba se debe pensar en lo necesario para que llegue lo que conviene a la Sierra. Digo sus alcaldes y concejales, digo los diputados de la provincia, digo los parlamentarios y los gobiernos. Todos, entre todos, deben encontrar las fórmulas para invertir esta regla de funesta de la biología, de la que hablamos arriba, el descenso de los nacimientos, el fin de los días. Porque no se puede vaciar la Sierra de Cádiz, ni despoblar ni empequeñecer. Ni, mucho menos, asistir inmóviles a esta triste deriva. No tendríamos perdón.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2018 01 09_
                                                                                                                                   Diario de Cádiz_2018 01 09

martes, 2 de enero de 2018

El Pinsapar_ DON MANUEL OLIVENCIA


_______ Don Manuel Olivencia

Nunca podré agradecer bastante a José Luis Ballester que me convenciera para ir a esa gran aventura que se llamó Expo’92. Me llevó a la Oficina del Comisario, un precioso palacete de la Avenida de la Palmera sevillana donde tenía su despacho don Manuel. Allí conocí al profesor Olivencia, que me presentó el mismo Ballester, Secretario General de la Expo, con quienes trabajé dos años infinitos. Don Manuel era ceutí y de Ronda, donde tenía una casa preciosa junto al tajo. Y de Sevilla. Poseía esa triple nacionalidad como una de las personalidades más extraordinarias que he tenido la oportunidad de conocer. Por ceutí se sentía muy gaditano, además su madre había sido maestra nacional en Chiclana. Su padre era ceutí y de Ronda la rama materna. Hago un ovillo con todos estos recuerdos que pueden parecer menores para esquivar el dolor tan fuerte que sentí ayer al leer en la página web de Diario de Cádiz que don Manuel había fallecido. La primera coz de 2018 en la misma boca del estómago. Siempre lo quise como alguien de mi familia, como el gran maestro que me habría gustado tener de maestro, el español esencial e integral que fue toda su vida, del que tanto aprendí, y el extraordinario intelectual, en la línea de los últimos grandes intelectuales españoles, como José Ortega y Gasset, Marañón y su maestro el prof. Garrigues, la gran eminencia del Derecho Mercantil español, del que fue discípulo predilecto y continuador de su magisterio.

Don Manuel fue llevado a la aventura de la Expo’92 por su antiguo alumno de la Facultad sevillana, presidente del Gobierno de España. Felipe González lo convenció por el punto débil que siempre tuvo Olivencia, su amor a España. La Exposición Universal iba a ser buena para Sevilla, para Andalucía y para España. Como fue en realidad. Y porque valía la pena trabajar en un proyecto de todos. El Rey completó con su simpatía cercana y afectuosa el trabajo. La Expo’92 fue su única labor y su preocupación, su proyecto de todos y la obra -no jurídica- de su vida. Había un erial sobre el que levantar en pocos años los pabellones de una Exposición Universal y, con motivo del acontecimiento, acometer en en Sevilla y por círculos concéntricos, una inmensa obra de modernización e infraestructuras. Y llegar a tiempo de todo. No hay espacio para contar las peripecias incontables de esos años pero su figura respetabilísima fue garantía de muchas cosas. Inevitable recordarlo como una película a mil por hora en esta mañana triste, tristísima, en la que he sabido de su muerte. Pero los españoles así nunca mueren. Nunca.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2018 02 01_