miércoles, 26 de septiembre de 2007

EL TRANVÍA














Fuimos no sé, dos centenares, es posible que menos. Pacíficamente. A la plaza del Rey. Porque no queremos que un tren-tranvía pase por la calle Real. La calle Real es como el salón de nuestra casa y el tren-tranvía es como una aspiradora que pasan cuando el telediario esta hablando de algo que nos interesa muchísimo. Como con todo lo que está teñido de política, a quienes nos oponemos a que el tren-tranvía pase por la calle Real nos han puesto una etiqueta política. Quiero decir que el tren-tranvía (los partidarios siempre hablan de tranvía, nunca de tren-tranvía) es algo moderno, no contamina, evita el vehículo privado, es barato, limpio. Como en Praga. O Luxemburgo. De lo que no se trata es de peatonalizar la calle Real, porque para eso no hay dinero. Así que el tren-tranvía por la calle Real peatonaliza la calle y la arregla.

Es una calle, la calle Real, tan larga que es más larga que la columna vertebral de la ciudad. Porque San Fernando, antes de ser San Fernando, fue Real Isla de León, y mucho antes, Logar de la Puente, y antes, mucho antes, un camino, el camino que iba a Cádiz, tras el puente de Zuazo. A Cádiz, la ciudad más antigua de Occidente.

He encontrado esta imagen de aquella concentración pacífica y democrática contra el tren-tranvia por la calle Real. Como en Praga. O Luxemburgo. Nos han dicho.


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