jueves, 26 de mayo de 2016

FRANCISCO de MIRANDA


__________ En los años 80 del siglo pasado acompañé por primera vez a amigos venezolanos al penal de Cuatro Torres, en la Carraca, donde estuvo preso Francisco de Miranda, llamado en Venezuela el Generalísimo. De aquellas visitas recuerdo siempre el entusiasmo cuasi místico de gentes como el Dr. Guillermo Morón, catedrático de Historia de la Universidad Simón Bolívar y Presidente de la Academia de la Historia de Venezuela, o Denzil Romero, ya fallecido, autor de una novela extraordinaria sobre Miranda –La tragedia del Generalísimo. Con nosotros una de las personas que, desde siempre, más entusiasta ha sido de Miranda, el novelista canario Juan Jesús Armas Marcelo, que acabaría escribiendo también su novela sobre Miranda –La noche que Bolívar traicionó a Miranda-, igualmente magnífica. De esos años es también un documental –El otro Archipiélago- que dirigió Armas Marcelo, en el que me encargó el guion de Miranda en la Carraca. Fue de mucho impacto –me contaron más tarde- en Venezuela el plano en el que yo señalaba el lugar en donde se decía que fue enterrado el Generalísimo venezolano, en una fosa del pequeño cementerio del Arsenal, rodeado de una valla de hierros, con algunas tumbas aún con sus lápidas.

En 2011, creo recordar, acompañé a otros amigos venezolanos que llegaron a Cádiz para participar en los encuentros que el Ayuntamiento de la capital organizaba con motivo de su Bicentenario. Concretamente al dr. Brewer-Carías, de la New York University, venezolano exiliado, por cierto, y a Asdrúbal Aguiar. Asdrúbal había sido Ministro de la República venezolana y vicepresidente de su gobierno que, ya entonces, vivía en una suerte de exilio interior. Brewer-Carías y Aguiar eran dos de las figuras intelectuales más importantes del país y del subcontinente, lo cual no le importó al presidente Chavez Frías, como solían referirlo, para que apretara sobre ellos el dogal de la dictadura que ensayaba para su país con ayuda de los cubanos. La misma impresión que a Guillermo Morón y a Denzil Romero, o al propio Armas Marcelo, les produjo Cuatro Torres a Aguiar y Brewer-Carías. Es como si sintieran que allí se guardaba un secreto extraordinario de su país, en la memoria de Francisco de Miranda. Aguiar, un político finalmente, aunque también catedrático de Derecho, me aseguró, lo recuerdo perfectamente, luego de oírme las disculpas sobre el estado de conservación del Penal militar, ya sin uso penitenciario, que volvería de nuevo a San Fernando con un protocolo para que Cuatro Torres fuera restituida a un estado conveniente para ser el albergue de una Fundación Internacional para el estudio de Miranda, el tiempo de las emancipaciones y la actualidad latinoamericana.

En los ojos de todos, el cuadro de Michelena, falsario a más no poder. El generalísimo Francisco de Miranda no fue tratado como un reo común por la Armada española sino como un reo de Estado, aseguró en los años 80 el prof. Guillermo Morón. Hace 200 años de este hecho luctuoso y poco se ha podido hacer, salvo mantener viva una figura histórica capital que vino a morir en aquella Isla dentro de la Isla que era La Carraca.


miércoles, 25 de mayo de 2016

EL PENSAMIENTO DE CERVANTES



EL PENSAMIENTO DE CERVANTES


La Revista de Filología Hispánica publicó en 1925 la primera edición de ‘El Pensamiento de Cervantes’, obra cumbre de Américo Castro. Se la dedicó a don Ramón Menéndez Pidal con motivo de su XXV año de profesorado universitario. Dos figuras esenciales de la Filología española, don Ramón y don Américo, se unían así en el estudio de uno de los asuntos más interesantes y a menudo controvertidos del autor de Don Quijote, su pensamiento.

Ni se me ha ocurrido resumir en los pocos minutos de mi intervención aquí, que consiste en reflejar el deseo de la Academia de rendir homenaje a Miguel de Cervantes en el cuarto centenario de su muerte, un asunto de tan prolija complejidad como lo que pensaba Cervantes sobre la realidad de su tiempo y sobre la construcción de su propia obra.

Hoy nadie duda de que cada novela encierra en sus páginas una teoría personal de la novela, de los modos de construcción, de su filosofía, de su pensamiento en suma. Imaginemos pues a nuestro Cervantes, por muy rápido que escribiese, que al parecer así lo hacía, dejando pistas de sus pensamientos entre las páginas de su Ingenioso Hidalgo y el conjunto de su obra. Traigo un solo ejemplo pues no dispongo del tiempo necesario. Se trata del soneto que cierra el prólogo de la primera parte del Quijote, la publicada en 1605. En este soneto dialogan Babieca y Rocinante, los rocines de la obra inmortal. Ya el que dos rocines hablen, y discurran como lo hacen aquí, es muy interesante, como observarán enseguida.


B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.
B. Andad, señor, que estáis muy mal criado,
    pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
   ¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.
B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no como.
B. Quejaos del escudero. R. No es bastante.
   ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
   si el amo y escudero o mayordomo
   son tan rocines como Rocinante?


El soneto da pie a pensar lo que se avecina en la lectura de un libro sobre el que se han escrito centenares que no han cerrado con candado el trenzado de un pensar que cabalgó entre dos siglos cruciales de nuestra historia nacional.

En El Pensamiento de Cervantes, Américo Castro, registró la armonía y la disonancia, lo universal poético y lo particular histórico, lo verosímil, el racionalismo, el punto de vista en los personajes, el sentido crítico, el engaño a los ojos, la crítica de la realidad, la astrología y la hechicería, la doctrina del error, la edad de oro, lo pastoril, los refranes, la lengua vulgar, la justicia, el vulgo y el sabio, las armas y las letras, los españoles, lo picaresco, la contrarreforma, la ortodoxia como alarde, la tolerancia y la intolerancia, el honor… No es de extrañar que sobre estos y otros extremos se haya producido tan copiosa producción y proliferado la figura del cervantista. Yo no soy esa persona, sencillamente me considero alguien que siempre se ha maravillado de un autor llamado Miguel de Cervantes y una obra extraordinaria que tiene por cima al Ingenioso Hidalgo.

Muchas gracias.

________ Texto de Homenaje a Miguel de Cervantes con motivo del cuarto centenario de su muerte. Leído en la Real Academia de San Romualdo el día 17 de mayo de 2016.

miércoles, 11 de mayo de 2016

CON IGNACIO ESCUIN Y PEPE ONETO



La Venta de Vargas es un lugar de magia al que siempre solemos ir Pepe Oneto y yo cuando Pepe Oneto se allega a su pueblo. En su patio hemos vivido momentos memorables, hemos asistido a nacimientos artísticos de altura, como es el caso de Sara Baras, cuando empezaba. Siempre hemos sabido en entre los muros de la Venta se dio todo el arte del siglo pasado, que los mejores flamencos vinieron a dejar su arte y que Camarón estuvo por aquí desde niño. Alguna vez hemos compartido espacio con Alfonso Guerra, cuando era poderoso. Y así.

Los hijos de Joselito Picardo y su hermano Lolo llevan sobre sus hombros este lugar mágico al que siempre volvemos y recordamos a María Picardo, que le dio la vuelta a este lugar, insistamos, de la magia del arte y de la cocina sencilla, hecha a mano, de las cosas que siempre se dieron en los alrededores, digo las tortillas de camarones, las almejas, los pescados de estero maravillosos... Y los guisos populares y sabrosísimos. El descubrimiento de la gastronomía está aquí, entre estas paredes a donde también se llega Ignacio Escuín, un fotógrafo excepcional, un amigo realmente generoso con todos. La foto la hizo su mujer. Un bonito recuerdo...

ROSARIO TRONCOSO, POETA PUERTORREALEÑA






















UN FUTURO RARO

Creo mucho en los poetas, perdonen el genérico. Mi fe en sus profecías es antigua. Como quiera que siempre andan en lo inefable, nos legan fogonazos, iluminaciones. Como hoy ha hecho Rosario Troncoso con su poema ‘Billete de vuelta’, que no conocía, en su muro. Y en él estos versos: Aquí,/ los pasos en lo oscuro/ saltan muros y franquean ventanas,/ de un futuro raro, de asfalto y frío. El futuro del que habla Rosario Troncoso no es un futuro político, es una poeta, alguien tocada por el Misterio para alumbrar todas las oscuridades y angustias del alma humana. Por eso antes había dicho: Otra vez un extraño con mis llaves,/ atraviesa espejismos,/ en el hogar descubierto, desde siempre,/ ante la luz de fuera Un futuro raro nos espera, dándole a ‘raro’ no sólo el significado de incierto, que sería una especie de redundancia. Un futuro raro es esto que nos llega saltando muros y franqueando ventanas, dando pasos en los oscuro. Se trata de nuevo de un extraño con mis llaves. Digo de la hipoteca que pagué con tanto esfuerzo. De la pensión que labré toda mi vida. De la paz. Viene de asfalto y frío, que es el camino de los criminales, de los ladrones de nuestro sosiego. La poeta puertorrealeña ha logrado elevar lo individual a los universal. ¡Un extraño con mis llaves! ¿Se puede decir mejor esto que llega el día 26 de junio? Dejamos un papel en una urna y no podremos olvidarnos nunca de lo que hemos hecho. Incluso el acto festivo y dominical puede perseguirnos durante años, lo menos cuatro. En moneda de incertidumbre y de temor. Si ocurre lo que nos tememos y tiene razón el poema, solo que enfocado a lo inmediato de nuestras vidas y no al previsible pasado de donde se tomó lección. Ni decir que nos da miedo podemos decir para evitar que nos tilden de todo lo perverso: Aprendí de mi madre la costumbre: / nunca cierro la puerta de la calle. / Pero no es ésta nuestra casa baja, / ni este sol alimenta los naranjos/ que contaba hasta llegar al abrazo, / y disipar el miedo. Ya no tengo a la madre, el refugio, la seguridad. Ahora cierro la llave de la puerta de la calle. Además ya no es mi casa la casa baja por la que la calle entra en mi vida y yo en la vida de la calle, no, ahora ni el sol alimenta el naranjo de un patio que no tengo… Y lo peor es que no me espera un abrazo y un refugio, no me espera mi madre ¿ni mi patria?

Calle Real / MANUEL GALDUF VERDEGUER

📷Antonio Atienza























_________ Manuel Galduf

Tengo este espacio para decir unas palabras de la ciudad. Es un privilegio, qué duda cabe. Mi opinión se pone en negro sobre blanco, salta a la web de esta cabecera y formará parte de la inmensidad que es la Hemeroteca de Diario de Cádiz. Quiero decir que algún día, cuando ya no estemos aquí, puede que alguien demuestre lo que siempre he amado a la Isla, la ciudad donde nací y he querido vivir. Leyendo mis Calle Real. En esta onda, bajo este oleaje de amor a San Fernando, enmarco mis palabras de hoy sobre Manuel Galduf, que vino de su Valencia natal el pasado jueves para hablar sobre Música en el Teatro de las Cortes y dirigir los Carmina de Orff…

Lo conocí a principios de los años 80, cuando llegó a dirigir la Banda de la Infantería de Marina. Joaquín Rodríguez Royo, nuestro inolvidable amigo, que tesonera y milagrosamente organizaba la Semana Cultural de La Salle, siempre disponía de un día para el Concierto de la Banda de Infantería de Marina. Que dirigió un joven capitán, enseguida comandante Manuel Galduf Verdeguer, valenciano de Liria, la ciudad del mundo que tiene más músicos por metro cuadrado. Era una de las grandes noches de la semana septembrina, la Semana Cultural de La Salle. No sólo era ya entonces un grandísimo músico sino una persona cercana, educadísima y amable. De San Fernando volvería a su Valencia natal para coger la batuta de la Orquesta del País Valenciano, lo cual era lógico en persona de tanta calidad artística. Muchos desde aquí supimos de Manuel Galduf por sus éxitos, que fueron incontables. Así como de las orquestas en las que era invitado y del nivel extraordinario de su dirección orquestal. Nos hacía muy felices a sus amigos y conocidos isleños la carrera de éxitos del que fue nuestro amable vecino durante algunos años.

Ha vuelto lleno de vigor y energía para este encargo que la Real Academia de San Romualdo le ha hecho. Y yo he pensado que qué buen Hijo Adoptivo de San Fernando sería Manuel Galduf. Sé que esto acarrea un ‘expediente administrativo’, una burocracia. Pero aquí no necesitamos de estos trámites para dar nuestra opinión. ¿Lo conocen las Asociaciones de Vecinos, los ‘colectivos’ diversos que ensamblan, al parecer, el dispositivo necesario para lograr algo que más que honor que hacemos es honor que se nos hacen. A la ciudad, a los ciudadanos? Francamente lo ignoro. Pero eso no me hace desistir de una idea, un ofrecimiento a esos colectivos llamados Hermandades y Cofradías, Músicos, Infantería de Marina, Asociaciones… Digo más, ¿dónde hay que firmar? Más que nada por si este Calle Real no es suficiente. Aspirar a que alguien como Manuel Galduf sea Hijo Adoptivo de San Fernando es desear la excelencia para nuestra ciudad. La excelencia unida al esfuerzo y al cultivo del talento, que nos da Dios.

De verdad que escribo con toda humildad, de verdad que estoy convencido del honor que nos haría a los vecinos de esta vieja Isla de los Ponce de León el que Manuel Galduf aceptara la Adopción que desde aquí solicito y elevo a la Autoridad competente.
Por eso decía, ¿dónde hay que firmar la petición?

Diario de Cádiz
Calle Real 
08 05 2016_