martes, 22 de diciembre de 2015

El Pinsapar / DESPUÉS DE LA BATALLA


________ Después de la batalla

Lo están diciendo y casi ni ha empezado a correr el reloj: Nuevas elecciones. Para lo mismo, creo yo. Porque la Ley Electoral no da más de sí. Si nuevas elecciones todo volverá y puede que para peor. O sea, más fragmentación, más división, más abstención. Le llaman pluralismo, que queda muy fino. Más de lo que hay. Si lo que hay resulta inconveniente o perjudicial. Salvo que la llamada al diálogo, el pacto y la negociación hagan buena a la ley electoral y la variedad sea riqueza en vez de estos fantasmas. Con relación a la unidad nacional, el derecho a decidir de unos contra otros, los grandes asuntos que nos afectan a todos. A todos. ¿Se interpreta así lo que hemos votado los españoles? Taumaturgos y demiurgos nos esperan, huyamos despavoridos. De ellos y de serlo nosotros mismos. Venimos de una historia lejana y todo lo sucedido ha coincidido con la fosa común excavada en Puerto Real. Decenas de fusilados en los años del plomo, el odio, la guerra civil. Sus huesos nos interpelan, gritan. ¿Es que entonces no fue realmente posible la convivencia, la concordia, la unión de los españoles?

Todos deberíamos mirar con mucha atención esa superficie de huesos esparcidos en la tierra, ahora exhumados con sumo cuidado por los arqueólogos forenses. Anónimos, desaparecidos para siempre. Cada uno con su afán, sus ideas, sus sueños arrebatados por una descarga. El horror ha aparecido pero siempre estuvo allí, siempre ha estado en donde se produjo, bajo la tierra donde se produjo. La violencia extrema tiene eso, la vemos en los incalificables crímenes del terrorismo islámico, la yihad. En todos los crímenes entendidos desde una política que persigue nuestra anulación, que nos volvamos a poner la piel de los esclavos para volver a ser esclavizados, atemorizados, silenciados, deshumanizados. Vencidos.

Acaba de ponerse en marcha el reloj de lo que hemos votado los españoles el domingo. ¿Cómo se hace? Quiero decir: ¿Habrán aprendido todos de una vez que los votos son nuestros, de los votantes, que los damos y los quitamos sin mayor problema? Es ese momento en el que uno pone una papeleta en un sobre y lo deposita en una urna el momento definitivo. Ya luego el ahora, este paisaje después de la batalla. Me han preguntado, ahí está la respuesta. Es la Democracia. El gobierno del pueblo, para el pueblo. Que ahora llaman la gente, nosotros.

A batallas de amor, campos de pluma. Lo dejó escrito Góngora en sus Soledades. No todas las batallas deben ser sangrientas, quizás quiso decir. Esta batalla de urnas deberían dejar una España más unida, próspera y justa. Deseo.

Diario de Cádiz
El Pinsapar
2015 12 22_


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