jueves, 21 de abril de 2011

El Pinsapar / AYER MIRABA...

_________  Ayer miraba

Ayer miraba con un ojo la ventana y con el otro las palabras con las que quería dolerme de que el miércoles se iba, que la mejor semana del año, la mejor semana de la vida, se iba como las nubes grises que se movían amenazantes en el cielo cercano. Digo que este año las bandas de música están más afinadas y el aire tiene la humedad exacta que la memoria recuerda de otros años, y son tantos… Miro los pasos -ese arte que repta- caminar a sus templos conociendo el esfuerzo oculto tras unos faldones de terciopelo, ahora apurando el momento, retando a esas nubes negras que parece que van a respetar las estaciones de penitencias de las hermandades y cofradías. Las palabras se agolpan y atropellan cuando intentan reflejar el bullicio con gabardinas y chubasqueros, con paraguas por si acaso.

Y las hileras de penitentes con los cirios apagados que fueron encendidos para apagarse y volverse a encender, y así. Es lo que tiene, estos días están hechos de fotos fijas, no hay la indolencia de lo repetido. Digo que se puede ser lo mismo y lo diferente, que una semana al año puede parecer lo mismo pero nunca lo es, quizá porque el ojo que somos, como el mío de ayer mirando la ventana y las palabras con las que quiero contar que la semana más maravillosa del año, la semana como una tarde en la playa al atardecer o un sueño profundo dura un suspiro, que ya es jueves, jueves… Abuelos con los nietos, padres jóvenes con sus hijos a hombros, como yo cuando entonces. Por esto la mejor es la de cada uno, la semana santa de cada uno. Porque en una semana se condensan muchos recuerdos ligados a esta música de trompetas y clarines, de tambores que repican a muerto y tamboras que golpean solemnemente la tarde, acompasadas, lentas y graves. ¿Los Cristos y las Vírgenes? Ya sabemos que son el mismo Cristo y la misma Virgen, el único Cristo y la única Virgen, los maderos a donde asirnos en los naufragios de la vida. Por eso son mil las formas de vestir el duelo del vivir que se va como esta semana, el suspiro de los días de esta semana de la magia de las Andalucías, de los pueblos de este solar que fue quedando.

Y esta noche la Madrugá por todas partes, con los Nazarenos con la cruz al hombro camino de todos los Calvarios. Si la lluvia no viene a descargar el agua de estas nubes grises que negrean. La multitud, el gentío espera en Jaén, y en Sevilla, y en Córdoba, y en Cádiz… y en La Isla de Camarón, donde tengo el escalofrío de ahora mismo, con estos días que vuelan para siempre...


Diario de Cádiz
El Pinsapar
2011 04 21_

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