Firenze. Un tren. Destino Nápoles. El sur del Sur también. Como La Isla. O casi. Digo May, tras el abanico, los ojos verdes, la sonrisa. En el vagón de un tren italiano. Destino Nápoles. Digo Benevento. San Carlo dei Cavoti. En busca de una novela que tal vez sea yo quien la escriba. Este ir y venir que es la vida, esta aventura permanente. Una novela de amor y de desarraigo, de lo que se deja atrás para que sea para siempre pero que finalmente es una vuelta diferida, un deseo de volver, una voluntad de no mirar atrás nunca más, pero que no es. Es la novela, sólo con la novela se explica este camino desde un cementerio a un pueblo precioso, los parientes que allí quedaron, las costumbres ahora comprendidas.
He de escribir esta novela a través de los ojos de May, de este tren que va de Firenze a Nápoles. Y a San Carlos dei Cavoti...