viernes, 31 de agosto de 2007

ESTE ESPLENDOR INUSITADO


Bahía de Cádiz
Foto aérea centrada en la vieja Real Isla de León
Hoy San Fernando_

Hubo un tiempo en que lo hoy visto, y conocido, y amado, era solo imaginado, soñado, intuido. Pero ya vivíamos en la certidumbre de este esplendor inusitado de mareas, bajamares y pleamares, con las lunas nocturnas sobre el mar, sobre la lluvia que caía algunos días sobre el mar, sobre el esplendor de aguas que se comunicaban por los caños, por la vida secreta de los peces que salían algunos días a saltar sobre la quieta superficie de las aguas. El esplendor de azules, en la horizontalidad del regalo diario de la mirada, ha venido siendo esa realidad cambiante que hoy subyugaba y mañana te hacía pensar, porque había unos verdes como de ensueño que se alternaban con plomos duros y estaños tristes. La vida que tiene el mar, Dios mío. Pero hay todavía más.

Es el momento en que la gelatina naranja del sol se ha hundido en el horizonte del castillo de San Sebastián. Dura lo suficiente para petrificarse en el almíbar de una contemplación del mar de la bahía, desde la vieja playa menestral de La Casería, en el que el mar de la bahía va agonizando o durmiendo, como un fulgor inconmensurable. Todo se oscurece, digo el aire, las líneas del paisaje, las altas torres de la luz, el caserío de enfrente, y de al lado, menos el agua, que se hace de azul acero, y brilla, hasta el estertor último, ya la noche señoreando sobre la mirada....

Peregrina a esta belleza, ven desde donde estés ahora, y aguarda un día de sol claro, como son casi todos los días de este paraíso que desvelo.

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