viernes, 13 de julio de 2007

SAN ENRIQUE, EMPERADOR




_______ San Enrique

Durante muchos años hoy fue San Enrique, pero como quien manda, manda, y cartuchos al cañón, me movieron dos días el día de mi santo. No se trataba de una hora menos en Canarias sino de dos días menos en el Vaticano. Esto siempre da una desorientación, una suerte de jet lag complejo. Porque, ¿cómo puede uno celebrar su santo más que su cumpleaños en esta nuestra católica España más de la mitad de su vida y, de pronto, sin avisar y sin anestesia te quitan tu día y tú a la orden de Su Santidad? Pues eso, es como si te quitaran el santo del santoral, el santo de tu día, el Corpus de uno de los jueves que relucen más que el sol, y así. Accidentalidad de lo sustancial, finalmente. Y aprender que Heráclito tenía más razón que un santo, nunca mejor dicho, y que todo cambia, nada permanece.

Lo digo más que nada porque cuando San Enrique era San Enrique en el día de toda la vida, y no dos días antes, o sea, hoy, hoy empezaba la feria que ahora termina mañana, día de la Virgen del Carmen, que era el ecuador de la misma, el día grande y no el último día.

¿Se imaginan que movieran a San Fermín de su siete de julio? Uy, uy, como son los navarros vestidos de blanco, con boina roja emboscados en la calle Estafeta esperando el encierro... No digo ya confesados y comulgados, digo sencillamente dispuestos al encierro de la corrida de la tarde, y el chupinazo, la plaza del ayuntamiento de Pamplona con el gora San Fermín, todo eso. Hasta Setién hubiera protestado por la afrenta a Euskal Herría tracatrá. Pero San Enrique, el primer día de la Feria del Carmen y de la Sal, antes Velada del Carmen, se quita de un plumazo y todos los Enrique de La Isla, pues eso, desorientados, dando explicaciones, que antes era el día 15 pero mirusté, me lo cambiaron por dos días antes, el numerito ese que para algunos tiene bajío, ya no es cuando empezaba la feria que este año termina mañana, creo.

La triada San Enrique, Velada/Feria, levante en el Estrecho en cierto modo sobrevive cada año, junto a esa medio depresión que entra cuando se desvanece en el cielo de los caños de la parte de allá de La Isla que cae por Chiclana la última roseta de los fuegos, porque poco había ya de verano, sino el cine de Ballester, sólo que es mañana, cae este año así, cuando termina lo que en otro tiempo mediaba...

Lo recuerdo ahora...

Diario de Cádiz
Calle Real
2007 07 15_

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